Hay quien dice que los años pares son peores que los impares. Yo digo que no hay año malo habiendo salud y fortuna y que todo depende del talante con que uno se lo tome. Este 2022 es el último de la legislatura, cuando se pueden hacer un montón de cosas antes de que todos quedemos sobrecogidos y paralizados por el calendario electoral. Por ello, a priori, deberá ser un buen año si tenemos en cuenta todo lo que resta por venir. Para empezar el AVE, la alta velocidad prometida, que deberá recorrer el trazado entre Plasencia y Badajoz antes del verano y esta vez de verdad; y además los fondos ‘Next Generation’, una lluvia de millones como nunca, concebidos desde Europa para la recuperación de la crisis del coronavirus, que necesariamente tendrán que mejorar la situación de la región y que empezarán a llegar en breve.

Con estas credenciales, el gobierno de Vara, asentado por otra parte con una mayoría absoluta, tiene muestrario que exponer para poder sobrellevar la recta final hasta las elecciones. No en vano, debe alejarse del fenómeno Pedro Sánchez como sea, un lastre para cualquier candidatura según las encuestas. En Extremadura ya se sabe que influye sobre manera lo que pasa a nivel nacional, sobre todo si no se hacen bien las cosas y hay alternativa. No hace falta que recuerde que en 2011 la crisis y Zapatero se llevaron por delante al mismísimo Vara, ahora líder indiscutible de la región, y vino Monago, quien logró entusiasmar tanto a la gente que se alzó con hasta 32 diputados. 

Ahora, por el contrario, no se da esta situación ni por asomo, como digo va a venir el AVE y los fondos europeos nos van a hacer crecer varios puntos de PIB, lo que se traducirá en un descenso del desempleo. Encima, enfrente, no hay alternativa que ilusione porque el sillón del PP se halla semivacío. Monago se va, al menos eso trasciende desde el PP, y hasta que se elija un nuevo candidato en el congreso regional del mes de febrero el partido anda como pollo sin cabeza y con alguna guerra soterrada para ver por fin quién manda. Hay varios delfines posibles, desde un alcalde que lo va a dejar en su ciudad del norte hasta toda una señora ex vicepresidenta de la Junta, pero la varita mágica de Madrid no acaba de menearse y el parón viene ya de largo.

"El PSOE aprendió de la derrota de 2011 que no puede dormirse ni menospreciar al oponente"

A pesar de todo, un consejo: el PSOE y Vara no deben confiarse. La política no es una ciencia exacta y está supeditada a múltiples factores que pueden dar al traste con el mejor de los pronósticos aunque hoy por hoy todo venga de cara. Nadie puede predecir ahora mismo cuál va a ser el futuro de Ciudadanos o de Unidas Podemos en Extremadura dentro de año y medio, fuerzas políticas en franco declive cuyo futuro es una incógnita y pueden ser vitales para la formación de mayorías. Lo mismo ocurre con Vox, el partido de Abascal, sin representación en nuestra región por el momento, pero que aparece con fuerza en todas las encuestas y podría sumar con el PP y darle un disgusto importante a los socialistas.

De todas maneras, el PSOE extremeño resulta un partido que sabe jugar muy bien la partida y de la derrota de 2011 aprendió que no puede dormirse en los laureles ni menospreciar al oponente. Por ello, a estas alturas, a año y medio de los comicios de mayo de 2023, ya tiene la maquinaria más que engrasada, todos los congresos resueltos y los principales candidatos elegidos, empezando por el propio Vara, quien inició la legislatura diciendo que no sabía qué haría en cuatro años pero ya revalidó en el 2021 la secretaría general de su partido y ahora dice a quien le pregunta que si todo va bien y se halla bien de salud también irá de candidato.