La Historia siempre la han escrito los vencedores, que para eso ganan, y con ello imponen su visión del mundo, su manera de vivir y sus leyes. Lo lógico: nadie espera que asuman la postura de los que perdieron; que los vencedores serán lo que sean, pero tontos no.

¿O creen ustedes que las guerras se hacen para luego llegar a acuerdos democráticos y dejar que los perdedores tomen las decisiones? Las guerras son sangrientas, despiadadas y crueles; las guerras precisamente se hacen cuando ya no cuentan ni se respetan reglas ni convenciones. Y las guerras fratricidas (entre hermanos, aclaro para los de LOMLOE) son aún más terribles y más cainitas, porque en ellas se dirimen pleitos más cercanos y más enquistados en odio personal, a la vez que se disputan, como de paso, ideas más lejanas.

Los españoles de mi generación no hemos vivido una guerra en nuestras carnes, porque lo de la ETA no era una guerra, sino asesinos cobardes matando unilateral, indiscriminada y despiadadamente. Algunos sí hemos oído de nuestros abuelos historias de penurias, hambre y pena en un país devastado. Porque gane quien gane, desgraciadamente en una guerra civil las consecuencias se arrastran durante generaciones.

Los españoles de mi generación no hemos vivido una guerra en nuestras carnes, porque lo de la ETA no era una guerra, sino asesinos cobardes

Por más que lo intentó la Transición, modelo ejemplar de generosidad de quienes sí sabían lo que había en juego, no todas las partes salieron satisfechas, unos porque creen que ceden de más y otros porque consideran que merecen más reparaciones. Pero lo que no se puede pretender es cambiar la Historia (lo que ocurrió, quiénes vencieron y quiénes perdieron, y por qué) con leyes que prohíben que se hable de ello, imponiendo una visión única, sesgada e interesada, y negando que se dieran barbaridades de todo tipo por parte, también, de los de “mi bando”.

Supongo que nos atrevemos a emplear más o menos gratuitamente ciertas palabras porque damos por hecho que ya no nos abocaran a tan terribles actos, pero no olvidemos tampoco que “quien desconoce su pasado está condenado a repetirlo”. Y que este enfrentamiento cada vez más palpable en la sociedad está azuzado por intereses políticos más propensos a sacar tajada que a buscar, de una vez por todas, una verdadera y definitiva reconciliación. Y nosotros picamos. Cuidado. 

@merbaronam

* La autora es periodista