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contra de sexta

We can do it!

T odos conocemos el cartel de Rosie, la remachadora, con su pañuelo rojo de lunares blancos en la cabeza, camisa azul y brazo flexionado mostrando el bíceps tensionándolo con el puño cerrado. Ha inspirado tantas variaciones que, es complicado no hacerlo.

El creador de esta icónica imagen, J. Howard Miller, se inspiró en la fotografía de una mujer en una fábrica de remaches para piezas de aviones, ella era Naomi Parker Fraley y el objetivo del cartel era exhortar a las mujeres trabajadoras de la Westinghouse Electric a trabajar más duro. Sin embargo, la fuerza del mismo y la evolución de la imagen de la mujer a lo largo de los años, han contribuido a cambiar absolutamente su significado, convirtiéndolo en símbolo universal del empoderamiento femenino. Así somos.

Porque la revolución se está dando, hace décadas sí, muy lentamente, también, pero es.

El pasado 8 de marzo estableció un antes y un después en la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres. Una auténtica revolución femenina, porque si no, no se producirá. Bien es cierto que cada vez más varones se nos suman y sienta genial su visibilidad, acompañando o, lo mejor, demostrándolo en el día a día donde realmente hace falta.

Esos valientes abiertos de mente capaces de ver más allá de sí mismos, que no temen ser etiquetados de calzonazos por los machistas que continúan viendo el cuerpo de una mujer como un objeto y comparten sus fotografías a través de sus redes sociales, como si de cromos se tratara. Que en la intimidad se muestran equilibrados, pero con la manada, les crece el ego a la misma velocidad que les disminuye el cerebro. Y son tantos que erradicar esa mentalidad está costando horrores, lo que pasa es que nosotras somos más y mejores, no cabe duda. Sí, mejores en algunas cosas igual que lo son ellos, porque nadie es bueno ni malo en todo y tampoco nadie es más que nadie, iguales.

La Fiesta del Cerezo en Flor de este año tiene como protagonista a la mujer, por su labor tanto fuera como dentro de casa. Creo que visibilizar, que no elogiar, aunque también, es muy necesario para todos y reconoce el valor real de cada una. Porque sin nosotras, el mundo no sería posible ya que somos portadoras de vida.

Sigamos, porque ¡podemos hacerlo!

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