Durante todo el año, Cáritas Diocesana de Plasencia trabaja por las personas sin hogar, poniendo el foco «en la persona», pero cada octubre, sale a la calle para advertir sobre una experiencia que cada vez viven más personas. Una situación de desempleo de larga duración, que a su vez lleva a la soledad, tanto familiar, como de amistades, unido a las adicciones o problemas de salud mental es el cocktail que les lleva a Cáritas.

«Cuando llegan es porque han tocado fondo», señala Iván Torres, responsable de Acción Social. Apunta que, en muchos casos, las instituciones públicas no les dan respuesta y se quedan Fuera de cobertura, como reza el lema de este año. Un total de 4.262 fueron atendidas por Cáritas Plasencia el año pasado, que son 1.133 más que en el año anterior.

Henar Louzado, responsable de comunicación, ha destacado que, con la pandemia, se ha «perpetuado la difícil situación» vivida en el 2020 y el perfil de la persona atendida es el de una persona «en situación de desempleo de larga duración, sin ayudas o con ayudas insuficientes».

Personas con trabajos precarios; que «se han quedado solas»; con cargas familiares; «mayores en soledad o con pensiones mínimas, que tienen que ayudar a hijos y nietos; familias con miembros en paro, desestructuradas o monoparentales... Son los perfiles de quienes han necesitado ayuda de Cáritas.

Casi 200 personas sin hogar en el centro de acogida de Plasencia

En el centro de acogida, de enero a octubre de este año han sido atendidas 193, un 5% más que el año pasado, en que fueron 185 también hasta octubre. El aumento se debe en parte a que ya no hay tantas restricciones para acceder por el covid y los ingresos son más rápidos, ha explicado Torres.

En este caso, ha indicado que la mayoría tienen entre 45 y 64 años y ha hecho hincapié en el aumento del número de mujeres, que ya suponen un 19% y hay 4 actualmente acogidas.

Con todo, Torres afirma que «se necesita un cambio de modelo social, la solidaridad está muy bien, pero necesitamos tejer relaciones de fraternidad» y acompañar a la persona, creer en ella para que «si me caigo siete veces, siete veces me levanto».