LAS LLUVIAS NO HAN PROVOCADO UN AUMENTO DE LA DEMANDA EN CENTROS

Durmiendo en las calles de Plasencia, por decisión propia

A pesar de que tanto el centro de acogida temporal como el comedor social tienen plazas libres, aún sigue habiendo personas a la intemperie. Cáritas y Servicios Sociales coinciden en que no quieren dejarse ayudar

Ropa tendida de la mujer que vive bajo el puente San Lázaro de Plasencia.

Ropa tendida de la mujer que vive bajo el puente San Lázaro de Plasencia. / TONI GUDIEL

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

María -nombre ficticio- vive bajo el puente de San Lázaro en Plasencia. Se ha construido una casa con lo que ha pillado y tiende su ropa junto al río Jerte. Los Servicios Sociales municipales llevan tiempo trabajando por sacarla de la calle. De hecho, el ayuntamiento recurrió al juzgado y recientemente se la desalojó por orden judicial por el peligro de una riada debido a las lluvias. Pero ha vuelto.

El caso de María es un ejemplo de personas sin hogar que prefieren vivir en la calle, a pesar de que «los servicios están, los centros están y tienen las puertas abiertas en todos», en palabras de Yéssica de Arriba, trabajadora social del comedor de Cáritas.

En el caso de este centro, ahora apenas atienden a entre 13 y 15 personas diarias, cuando han llegado a atender al doble. Son «los que siempre van». De Arriba se sorprende de que, con las lluvias que han caído, no haya aumentado el número de personas que acuden al comedor, aunque también señala que, a veces, se les pasa la hora porque «pierden la noción del tiempo, no tienen ninguna norma ni horario».

Persona sin hogar durmiendo en el callejón de Clavero, en Plasencia.

Persona sin hogar durmiendo en el callejón de Clavero, en Plasencia. / TONI GUDIEL

Por eso tampoco quieren ir a centros de acogida, porque «tienen que atenerse a unas normas y dejar de consumir drogas si lo hacen habitualmente». 

Plazas libres en el centro de acogida de Cáritas

Asi, Consuelo Izquierdo, responsable del Centro de Acogida Temporal de Cáritas, señala que «no ha habido masificación» en los últimos meses. Tienen plazas libres y, además, los que entran deben seguir un protocolo de aislamiento por el covid.

Sobre las personas que duermen en la calle, explica que algunos lo hacen en naves o zonas abandonadas y solo se ve en la calle a personas «que van de paso y por alguna circunstancia se han quedado colgadas aquí y no tienen dinero para volver».

"La calle es dura, pero apuran y solo van a los centros cuando tienen algún problema de salud grave"

Yéssica de Arriba

— Trabajadora social del comedor de Cáritas

De Arriba subraya que «la calle es dura» y, sin embargo, hay quienes no quieren acudir a los centros. «Apuran y solo van cuando tienen algún problema de salud grave. Después, cuando se recuperan, se marchan de nuevo».

Conoce a María. Afirma que ha acudido varias veces a verla, pero no en busca de comida del comedor, sino preguntando por alguna ayuda social. «Es de las que quieren vivir en la calle».

De hecho, la concejala de Servicios Sociales, Flor Conejero, subraya que «se ha trabajado mucho con ella, la policía, los servicios sociales... Pero no quiere moverse». Precisamente, en verano, la policía y los servicios sociales iniciaron una campaña para intentar sacar a las personas sin hogar de la calle. Es voluntaria y, según los datos facilitados en noviembre, de 20 personas que había en la calle, consiguieron derivar a centros de reinserción o rehabilitación a un total de diez.

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