El pasado día 20 de abril celebramos la segunda edición del Congreso Regional de la Empresa Familiar en Extremadura en el que contamos con importantes empresarios y directivos extremeños y de nuestro país y en el que se puso de manifiesto, una vez más, la importancia de la empresa familiar en nuestra región.

En palabras del presidente de la Junta de Extremadura, en el acto de clausura del congreso, «lo que vaya a ser de la empresa familiar en los próximos tiempos va a marcar lo que va a ser de esta tierra. A Extremadura le va a ir bien o mal en el futuro, si le va bien o mal a la empresa familiar».

Esta afirmación viene a poner de relevancia lo que, desde hace mucho tiempo, venimos defendiendo: la empresa familiar es el motor de cualquier economía desarrollada y, por supuesto, la base del tejido empresarial extremeño y la verdadera protagonista del desarrollo económico y social de la región. Esta realidad se ve corroborada por las cifras ya que, según los datos que recoge el estudio La empresa familiar en España elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar y la Red de Cátedras de Empresa Familiar, entre las que se encuentra la de Extremadura, el 91,5% de las empresas extremeñas son familiares, cifra que se sitúa por encima de la media nacional que es del 88,8%, representa el 84% del Valor Agregado Bruto, frente al 66% en España, y genera el 85,2% del empleo frente al 66,7% que genera en España.

Estas cifras las tenemos que tener siempre presente para darnos cuenta de la necesidad de seguir construyendo un marco favorable desde el punto de vista social, económico y fiscal que contribuya al desarrollo, crecimiento y continuidad de las empresas familiares en nuestra región.

No debemos olvidar que estas organizaciones, por sus singulares características, se enfrentan a una serie de retos que, de no superarlos, están abocadas a su desaparición con las consecuencias negativas que ello supone en términos de generación de riqueza y empleo. 

Desde la constitución de la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar, allá por el año 2003, siempre hemos incidido en la importancia de mejorar los aspectos que afectan directamente a la empresa familiar dada la naturaleza y las especiales circunstancias que rodean a este tipo de organizaciones.

El relevo generacional, la profesionalización de la gestión, la formación, el crecimiento, etcétera son algunos de ellos.

Somos conscientes que desde la Administración regional se han dado importantes pasos en esta dirección, de hecho, valoramos muy positivamente las últimas medidas aprobadas como las ayudas para favorecer el relevo generacional, la reciente aprobación de la bonificación del impuesto de donaciones y la tramitación de la ley extremeña de racionalización y simplificación administrativa. 

Medidas que favorecerán el desarrollo de las empresas y afrontar, en mejores condiciones, el principal reto al que se enfrenta la empresa familiar, la sucesión, es decir la transmisión del proyecto empresarial familiar de generación en generación.

El relevo generacional es el gran reto al que se enfrenta la empresa familiar. Los estudios realizados sobre esta materia revelan que en España solamente el 30% de las empresas familiares llegan a la segunda generación y únicamente el 15% alcanzan la tercera, de ahí la importancia de seguir adoptando medidas tendentes a afrontar ese proceso. 

Pero más allá de las cifras y del impacto económico en términos de generación de empleo y riqueza, la empresa familiar son personas, son proyectos comunes, son ilusiones compartidas y, principalmente, son valores. Un legado que viene del pasado, vive en el presente y debe perdurar en el futuro.

La empresa familiar contribuye a un desarrollo del territorio sostenido y sostenible, garantiza una estabilidad en el empleo y una generación de riqueza compartida, gracias a características como su visión a largo plazo, la vinculación emocional de la familia y de los empleados con el proyecto empresarial, el compromiso con su territorio, la vocación de continuidad en el tiempo y la responsabilidad social.

A estas características hay que unir otros valores como el esfuerzo, el sacrificio, el compromiso, la seriedad y el respeto. Valores fundamentales que, en muchos casos, han sido la base principal para superar los periodos de crisis y que deben ser el espejo donde organizaciones políticas, económicas y sociales deben mirarse, ya que constituyen el punto de partida hacia un nuevo tiempo, que ya estamos viviendo, complejo y diferente. Y en este nuevo entorno la empresa familiar seguirá siendo el bastión fundamental.

Cuidarla entre todos

La empresa familiar, como bien común, debemos cuidarla entre todos para que siga siendo el pilar fundamental de nuestra economía regional, generando bienestar y garantizando un presente y un futuro mejor para la sociedad.

Todo ello lo volveremos a poner de manifiesto el próximo mes de octubre, en Cáceres, con la celebración del XXV Congreso Nacional de la Empresa Familiar, cita de referencia para las familias empresarias de nuestro país y para el tejido empresarial en general, que convertirá a Cáceres en el punto de encuentro de las principales empresas familiares extremeñas y españolas y en el que, una vez más, pondremos en valor la empresa familiar como bien económico y social que, entre todos, debemos respaldar, apoyar y defender. 

El presente y, sobre todo, el futuro de nuestra región, como ya manifestó el presidente de la Junta de Extremadura, pasa por garantizar la supervivencia de la empresa familiar y desde la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar (AEEF) vamos a seguir trabajando para que así sea y para que este tipo de organizaciones sigan generando desarrollo, riqueza y empleo en nuestra región.

*Miguel Ángel Leal es presidente de la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar