Si hay una palabra que pueda definir a un empresario es el tesón. Es la cima de una montaña construida por el arrojo, la constancia, la capacidad para sortear dificultades y la entrega. Todas esas cualidades conforman la armadura de los emprendedores, de los que arriesgan lo propio y apuestan por su tierra. Es precisamente un homenaje a todos ellos y a todas sus capacidades extraordinarias lo que celebra desde hace casi treinta años El Periódico Extremadura, otro ejemplo de tesón que acaricia ya su centenario.
Sumó así este miércoles el decano de la prensa regional una edición más de sus Premios Empresario Extremeño del Año, la vigésimo séptima consecutiva, porque haciendo honor a sus galardonados, la gala ha conseguido esquivar vicisitudes, crisis y pandemias y ha cumplido de forma ininterrumpida desde su primer año. Lo hizo en esta ocasión de nuevo en el Hotel Hospes Palacio de Arenales, otro histórico del espíritu empresarial extremeño y acompañada por las primeras y sorpresivas tormentas de un verano recién llegado.
Dio la bienvenida a los presentes, premiados, autoridades y una representación del empresariado regional, la conductora de la ceremonia, la periodista Sara Solomando. Esta vigésimo séptima edición de los Premios Empresario Extremeño del Año contó con el patrocinio de Telefónica y Abanca, así como con la colaboración de la Junta de Extremadura y Phillip Morris Spain. En el cóctel se sirvieron los vinos de Bodegas Cañamero Verdejo de BRT y Attelea, así como Torta del Casar DOP.
La ceremonia estuvo presidida por el máximo responsable de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y contó con la presencia de la delegada del Gobierno, Yolanda García Seco, la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín y el alcalde de Cáceres, Luis Salaya. En lo relativo a lo editorial, encabezó el acto el presidente de Prensa Ibérica, grupo editor de El Periódico Extremadura, Javier Moll, el director de este rotativo, Antonio Cid de Rivera y el gerente, Jesús Contreras.
Entre la tregua que dio la lluvia, aunque bienvenida sea también, y el crotoreo de las cigüeñas, la velada regaló una estampa insólita de normalidad después de dos años en los que la pandemia ha marcado la agenda. En el turno de intervenciones, Moll destacó la cita como «ineludible» a modo de «radiografía de la salud de la economía regional» e incidió en el potencial de Extremadura en sectores como el energético. Por su parte, Cid de Rivera subrayó la importancia de la iniciativa privada para el desarrollo de la región y aplaudió a anunciantes y a lectores para consolidar a un rotativo que «ha sido testigo de cien años de vida de los extremeños».
Por otro lado, Vara puso en valor el impulso industrial que vive Extremadura y aseguró que «lo mejor está por venir». Defendió que el futuro se sustenta en las energías sostenibles y aseguró que Extremadura «será la primera en llegar en la revolución verde».
Compromiso y excelencia
En cuanto a los galardones, comenzó la entrega como mejor pueden arrancar los homenajes, agradeciendo la solidaridad con los refugiados de Ucrania, porque si de algo puede presumir el empresariado extremeño es de compromiso con las causas que lo requieren. Así, Mané Miranda e Inmaculada Polo, almas máter de una red de apoyo a las familias que huyen de la guerra, protagonizaron uno de los momentos más emotivos al recibir el premio Especial.
Por orden, Eduardo Partido fue el encargado de recoger el galardón a la trayectoria para Industrias Químicas de Badajoz. El premio para la Joven Promesa recayó en Paloma Ovejero. Aceitunas González recibió el reconocimiento a la Promoción de Extremadura, el galardón a mejor Iniciativa fue para Natac Biotech, el de Pyme para Faramax Trafo y Beatriz Blasco Marzal recibió el de Directiva del año. Puso el colofón José Noriega como Empresario del Año por ser referencia en el sector del transporte. Una fotografía de familia puso fin a la gala, un gesto simbólico de la unión, que más que nunca debe ser la palabra que más represente a la sociedad.
