La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo tiene claro y reconoce el término Burnout (o síndrome del trabajador quemado) como un estado de agotamiento físico o emocional, que se detecta cuando el estrés crónico de una persona alcanza su nivel máximo y, por ello, lo considera un problema de salud ocupacional.

Debido a esta fatiga, la calidad del trabajo de los empleados se resiente, así como su salud física y psicológica. Esto no sólo afecta al trabajador, sino que las empresas pierden millones por la disminución de la productividad, el incremento de ausentismo y la rotación.

El síndrome del trabajador quemado emerge al coincidir factores de riesgo personales con otros relacionados con la organización de la empresa.

ResumeLab ha realizado una encuesta entre 1.000 trabajadores y gracias a ella ha descubierto que:

  • 2 de cada 3 empleados actualmente se sienten agotados
  • Otro 88% se ha enfrentado al agotamiento en algún momento de sus carreras
  • De aquellos que lidiaron con el agotamiento en el pasado, el 69% renunció a sus trabajos como resultado
  • Un 37% de los trabajadores no quiere hablar acerca del agotamiento
  • Casi el 33 % de los empleados sienten que sus organizaciones no hacen lo suficiente para aliviar el agotamiento

El síndrome de Burnout se detectó en sus orígenes entre los trabajadores de profesiones relacionadas con el público y con clientes. Sin embargo, actualmente, se revelan también cuando surgen discrepancias entre las expectativas laborales del empleado y la realidad de las tareas del día a día, además de en ambientes laborales con tensión y en relaciones laborales conflictivas o ambientes degradados.

Quirón Prevención describe los síntomas más evidentes:

  1. Agotamiento físico y mental generalizado: Fatiga crónica, aumento de peso o bien pérdida de apetito. Aparición de alteraciones psicosomáticas como dolores musculares, migrañas, problemas gastrointestinales y, en el caso de las mujeres, desregulación del ciclo menstrual. Señales de agotamiento mental: el estrés, la ansiedad, la depresión y el insomnio.
  2. Despersonalización y cinismo: El burnout produce un cambio en el comportamiento del trabajador que lo sufre. Este adopta una actitud de indiferencia y desapego, reduciendo claramente su compromiso hacia el trabajo.
  3. Descenso en la productividad laboral y desmotivación: Un trabajador quemado presenta una baja productividad laboral, desmotivación y ausencia de realización personal en el trabajo. Se experimenta falta de atención en las tareas, olvidos y desidia.

Al final se trata de un círculo vicioso que se retroalimentar. El empleado nunca consigue volver a ser el que era antes de quemarse y le genera sufrimiento.

¿Cómo actuar ante el síndrome de burnout?

Los expertos aconsejan adoptar medida preventivas, similares a las empleadas en situaciones de estrés laboral.

Pero el primer paso consiste en identificar y modificar las condiciones de trabajo que lo producen, llegando a ser necesaria una reubicación del trabajador, un asesoramiento psicológico o acompañamiento en el puesto para rectificar los hábitos adquiridos.

Si la empresa analiza, evalúa y protege al trabajador con síntomas, sorteará los daños para la salud y logrará recuperar un trabajador eficiente, motivado y sano, por lo que todo el entorno laboral, social y familiar se beneficiará de ello.

La prevención es posible y además se puede prevenir, minimizar y eliminar el riesgo, apostillan desde Quirón Prevención.