Andrea, hijo mayor de Carolina de Mónaco y del malogrado Stéfano Casiraghi, esa especie de Tasio de Muerte en Venecia, vive en París, en donde se supone que estudia y se prepara, por si a su tío Alberto de Mónaco le da por persistir en su empeño de no procrear y llega, para alegría de mamá Carolina, a ser príncipe reinante de Mónaco.

El joven, guapo y desaliñado a lo rico, tiene ahora una novia tan desaliñada y rica como él, hija de una ilustre familia austriaca: los Von Stauffenberg de toda la vida. Para demostrar lo originales que son, Andrea ha regalado a su novia un cerdito, el último capricho de los que lo tienen todo. Pero no se trata de un animal de la especia ibérica, que una vez criado siempre les podría dar jamones, ya que el animalito en cuestión es un potbelly pig, una raza de orígen vietnamita que es a los cerdos lo que el caniche al perro.

Pero Andrea no es el único príncipe caprichoso de la realeza europea, ya que a Guillermo de Inglaterra, con más nivel por el país y por la posición, también hay que darle de comer aparte. El próximo 21 de junio, el hijo mayor de Carlos y Diana cumplirá 21 años y con tal motivo está preparando una gran fiesta de cumpleaños en el castillo de Windsor inspirada en la película Memorias de Africa, que como se recordará sucede en Kenia en los tiempos en los que el país africano era una colonia inglesa. Guillermo ha pedido a los invitados que se vistan con atuendos inspirados en la película protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford. Habrá que ver cuantos pijopríncipes acuden al festejo vestidos de kikuyo o de masai, sirvientes de los ingleses de la colonia.