Christine, la última joven que se ha cruzado con el príncipe Felipe en una discoteca, ha salido parlanchina. La chica, una alemana que estudia en Madrid, dice, en una entrevista publicada en la revista Lecturas que el Príncipe le parece una persona normal, tanto que no hay nada en él que le haga pensar, a ella, que será el futuro rey de España. Desde luego no se sabe si la chica le está haciendo un elogio o una putada, dado lo contradictorio de las frases.

Desde hace algo más de un año, todo el tiempo que ha pasado desde que el 14 de diciembre del 2001 el Príncipe dió por zanjada su relación con Eva Sannum, no hay mes sin que aparezca una nueva candidata. Todas tienen en común un cierto aire físico lo que las hace aparecer como idóneas para ocupar el puesto, sin caer en la cuenta de que como aseguraba la guionista de Hollywood Anita Loos, los caballeros las prefieren rubias pero, se casan con las morenas.

Además de las melenas rubias y las buenas figuras, las presuntas candidatas suelen tener como denominador común el frecuentar los locales de ocio a los que acude el Príncipe, por tanto no resulta demasiado difícil formar parte de un club que sólo exige como criterio de entrada el haber cruzado una mirada con el apuesto príncipe Felipe. Si además de mirada, hay palabras, la chica empieza a puntuar, pero sólo alcanza la categoría de posible cuando se pone a explicar a sus amistades una versión libre de su encuentro, inducido o fortuito, con el Heredero.

Una cosa está clara: quienes de verdad pertenecen al círculo del Príncipe no lo cuentan, ni que las sometan a un tercer grado.