A medida que pasan las horas, se desvanecen las esperanzas de encontrar bajo los escombros a supervivientes del potente terremoto que asoló el sábado Pakistán, la India y Afganistán, y en el que se estima que han muerto entre 30,000 y 40.000 personas. Ahora, los esfuerzos de los equipos de socorro se centran en auxiliar a los cerca de 70.000 heridos y a los cuatro millones de personas sin hogar, la mayoría en Cachemira, donde se localizó el epicentro del seísmo.

Ante la magnitud de la tragedia, algunos países se han comprometido a duplicar la ayuda. La que ha llegado hasta ahora es del todo insuficiente y, además, se distribuye con mucha lentitud, lo que está empeorando enormemente la situación en las zonas devastadas.

Frente a este trágico panorama, la ONU pidió a la comunidad internacional ayuda económica urgente por valor de 272 millones de dólares (unos 220 millones de euros) "Se trata de una fase inicial de emergencia", subrayó ayer Yvette Stevens, directora de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA). Faltan alimentos, medicinas, material quirúrgico y equipos acondicionados para alojar a los damnificados, que se ven obligados a pasar las noches a la intemperie en medio del intenso frío.

Parte del dinero previsto por la ONU estará destinado también a proveer de helicópteros de gran tamaño al Ejercito paquistaní y a los numerosos equipos de rescate llegados de buena parte del mundo para llevar a las zonas montañosas los suministros y trasladar a los heridos a los hospitales de Islamabad.

SITUACION DRAMATICA Sobre el terreno, la situación es dramática. El mal tiempo que reina en la zona montañosa del Himalaya, con fuertes lluvias, dificulta enormemente las labores de rescate. El temor a nuevos aludes de tierra impide que los convoyes de vehículos cargados con ayuda lleguen con rapidez a las zonas afectadas que tienen abierto algún acceso al exterior por carretera. Hay muchos pueblos, situados en zonas remotas, que no han recibido todavía ningún tipo de asistencia, tanto en la Cachemira que controla Pakistán como en la que está bajo dominio de la India.

Los helicópteros apostados en la base de Chaklata, a unos 15 kilómetros al norte de Islamabad, tuvieron que esperar a que la lluvia amainase para poder desplazarse a Cachemira cargados de suministros.

La situación podría agravarse todavía más si, tal y como advirtió ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS), se producen finalmente brotes epidémicos. El cólera amenaza con extenderse por las regiones afectadas, así como el sarampión, endémico en el país, y del que sólo el 60% de los niños están vacunados. La mitad de la población del norte de Pakistán tiene menos de 15 años.

LLEGA LA AYUDA ESPAÑOLA Un Boeing 757 fletado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) llegó ayer con equipos de rescate y material de socorro para las víctimas. Las 41 personas trasladadas pretendían viajar hasta el área de Rawalkot, en la Cachemira paquistaní, y montar un hospital de campaña para los heridos.