El Gobierno dará entrada en la gestión de Barajas a las administraciones local y autonómica de Madrid con una fórmula idéntica a la que figura el actual borrador de Estatuto para el aeropuerto de Barcelona. La oferta la lanzó el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la inauguración de la ampliación que ha convertido el aeropuerto de la capital de España en el de mayor capacidad operativa de Europa.

"Invito expresamente a las autoridades local y autonómica a participar en esta nueva etapa en la gestión de Barajas, junto a la iniciativa privada, manteniendo, por supuesto la titularidad estatal de la instalación", dijo el presidente dirigiéndose a la presidenta autonómica, Esperanza Aguirre, y del alcalde madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, que le habían precedido en el uso de la palabra.

UN CONSORCIO Magdalena Alvarez, la ministra de Fomento, explicaría después en los pasillos que la idea es crear un consorcio con la participación de administraciones públicas y empresas privadas, cuyo presidente sería "nombrado por Fomento".

Tanto Zapatero como el resto de intervinientes aparcaron por un día sus diferencias y se rindieron a la grandiosidad de las cifras, destacando el papel que tendrá el gran Barajas como "motor de la economía madrileña y española" y símbolo de "la pujanza y modernidad" tanto de la capital de España como del conjunto del país.

En el año 2010, cuando se prevé que funcione a pleno rendimiento, generará 41.000 empleos directos y 350.000 indirectos. El presidente español subrayó, por ejemplo, que las terminales madrileñas serán capaces de albergar a 70 millones de pasajeros al año.

El guante blanco presidió la ceremonia hasta tal punto que Zapatero reconoció que la obra era fruto del "impulso de distintos gobiernos". Gallardón le agradeció la referencia, aunque el alcalde y el la presidenta regional reivindicaron con nombres, apellidos y mucho énfasis el papel decisivo que el expresidente Aznar y el exministro Alvarez-Cascos, tuvieron en la ejecución de la terminal. Contra lo que había dicho el PP el día antes, Cascos había sido invitado a la ceremonia de ayer, pero no acudió.

Magdalena Alvarez, que poco después de tomar posesión criticó al obra por "faraónica" y "desproporcionada" debido a su altísimo coste --6.200 millones de euros--, no hizo durante la inauguración ni una sola referencia crítica.

Los más de 500 empresarios y altos cargos de las administraciones que asistieron a la ceremonia contemplaron con admiración la grandiosidad y belleza de la nueva terminal, especialmente el interior ondulante de la cubierta, tapizado con millones de láminas de bambú.