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"Todos estamos sordos de un pie"

"Todos estamos sordos de un pie"

Con cinco trailers, un equipo de casi medio centenar de personas, 70.000 watios de sonido, 200.000 de iluminación... Y, por supuesto, con Fitipaldis , gorra y cigarro sujeto en las cuerdas de su guitarra. Así llegará este viernes Fito Cabrales (Bilbao, 1966) a Badajoz, para cantar su vida con acento rock en el Viejo Vivero.

--Ahora que sabe que los peces viven por la boca, ¿se le ponen aún rojitas las orejas, es decir, se acuerda del primer disco?

--Pues, joer , espero que sí. Claro que sí, no creo que haya cambiado demasiado. Uno piensa que cuando se va haciendo mayor va aprendiendo cosas y luego te das cuenta de que lo único que aprendes es que no tienes nada controlado. No soy una persona de esas que están ya de vuelta.

--Se inspira en su vida ¿pero cómo vive para que suene así?

--No sé, porque a mí las canciones que más me sorprenden son las de los demás. Cuando escucho a otra gente --Lichis, Sabina o Roberto (de Extremoduro)-- y una frase me llega, pienso: "Qué cabrón, lo he estado pensando toda mi vida pero no sabía cómo decirlo, y él lo ha dicho". Creo que esa es la magia que tienen las canciones, son algo más que simples notas. Y es verdad que me resulta más gratificante hablar de mí, aunque parezca algo lelo, pero es que me intento explicar a mí mismo.

--¿Y cómo explica lo de "estar sordo de un pie", como dice en una de sus canciones?

--Digo eso porque cuando sigues el ritmo de una canción, lo llevas con una pierna --toc, toc, toc...--, nunca con los dos. Por eso todos estamos "sordos de un pie", porque hay uno que no baila.

--Conozco a un niño que le pidió a los Reyes una guitarra "como la de Fito". ¿Esperaba cosas así?

--Pues, no sé, uno nunca espera nada. Bueno sí espera, porque si no, tampoco tienes ilusión de hacer las cosas y la ilusión es la esperanza esa que se tiene. Ahora, esperar tener una gira grande y que te den premios y todo eso, no. Eso sí, cuando tienes 40 años te tomas las cosas de otra forma, más agradecido .

--Siendo tan pequeño, ¿no le asusta un éxito tan grande?

--Sí que me asusta, pero no me da tiempo a pensarlo. A lo mejor cuando acabe la gira digo "joer , la que se ha liao ", pero ahora mismo no es diferente que hace 15 años: salir a tocar lo mejor que pueda. No tengo mucho tiempo para más, pero asustar yo creo que nos asusta a todos.

--Sabiendo que le admira tanta gente ¿a quién admira usted?

--Pues a otra tanta. Ahora mismo a quien más admiro quizás es a mis músicos, porque son con los que estoy ahí codo con codo y los que me están enseñando cosas. La verdad es que estoy enamorado de todos ellos.

--¿Por qué decidió cambiar de banda para este disco?

--No hay una razón, sino que van surgiendo cosas y canciones que piensas que debes hacer diferentes. Creo que la música es demasiado grande como para tener que crearla entre cuatro.

--¿Y darle la vuelta a Deltoya, la conocida letra de Extremoduro?

--Eso ya lo sabía Roberto; aunque la he grabado para este disco, de vez en cuando se la solía tocar, así entre amigos. Lo veía un poco raro, pero ya sabe que a mí me gusta mucho el rock de los 50.

--Parafraseándole por última vez: ¿No se sentirá cerca del final?

--No, me he sentido, pero no ahora. Además, creo que cerca del final tampoco es que todo se acabe. Al final sí, pero cerca del final puede estar el principio.

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