Las autoridades lusas preparan nuevas acciones e interrogatorios en el caso Madeleine, mientras crecen las sospechas de que los padres de la niña, Kate y Gerry McCann, están involucrados en su desaparición, según fuentes cercanas al proceso.

En medio del silencio obligatorio que rige en Portugal sobre las acciones de la Policía y del fiscal, diversos medios aseguraron hoy que las autoridades barajan analizar de nuevo el automóvil alquilado por los padres de Madeleine, así como efectos personales y correspondencia de la pareja y volver a buscar el cuerpo de la niña. Fuentes oficiales dijeron que el fiscal del caso, José Cunha de Magalhaes Menezes, está a la espera de que sean autorizadas nuevas diligencias por el juez de instrucción, al que decidió remitir el martes el caso apenas unas horas después de recibir el expediente policial.

Los periodistas portugueses a los que la Policía ha ido filtrando sus descubrimientos pese al mutismo oficial, no se ponían hoy de acuerdo sobre el objeto del interés judicial y especulaban con una incautación del automóvil, de documentos y objetos personales de los McCann e incluso con una excavación en la iglesia de Playa de La Luz. La capilla donde los padres de Madeleine, fervorosos católicos, iban a rezar a diario por su hija se ha convertido en el último blanco de las sospechas periodísticas en el caso, porque los McCann tenían una llave para entrar y salir a voluntad que les fue retirada tras una reciente regañina al párroco por parte del obispado.

Según la Procuraduría General portuguesa, que no ha dado por terminadas las investigaciones, deben surgir novedades en relación al caso antes de que concluya la próxima semana. Entre ellas, según fuentes jurídicas, pueden figurar cambios en las medidas cautelares que pesan sobre los McCann como sospechosos o peticiones de más interrogatorios a la pareja, ahora en el Reino Unido, y a los amigos británicos que les acompañaban en la costa sur de Portugal cuando desapareció su hija, el 3 de mayo.

Desde que el matrimonio de médicos británicos abandonó, el pasado domingo, el Algarve tras ser sometidos a largos interrogatorios y declarados sospechosos, la presión sobre ellos de la justicia, la policía y la prensa portuguesa no ha dejado de aumentar. La estricta legislación lusa sobre el secreto sumarial, que impide a las autoridades dar información pública o confirmar incluso hechos de dominio general en el caso, no ha evitado que trasciendan multitud de detalles de las investigaciones policiales, muchos de ellos en la prensa británica.

Los McCann, que lograron una proyección mediática sin precedentes en un caso de desaparición infantil y varios millones de euros en donaciones y recompensas a favor de su hija, parecen ahora incapaces de reaccionar ante la marea de filtraciones extraoficiales en su contra. Las malas noticias para la pareja no cesan en forma de revelaciones comprometedoras sobre restos de sangre, cabellos, huellas de que pudieron ocultar el cadáver de Madeleine, análisis irrefutables de ADN, avances del proceso en su contra en Portugal y hasta la posibilidad de que pierdan la tutela de sus dos hijos.

El matrimonio que conmovió al mundo con su campaña para buscar a Madeleine parece no haber encontrado en su país el refugio que buscaba cuando, en agosto, empezó a sentirse molesta -y hasta anunciar demandas- por las acusaciones de la prensa lusa. La televisión y los tabloides británicos han superado ya varias veces a los propios periodistas portugueses en la carrera por publicar revelaciones extraoficiales del caso que erosionan cada vez más la imagen de la pareja.

Hoy sólo un pequeño recuadro en un diario lisboeta anotaba a favor de los McCann que algunas de las supuestas pruebas, como restos de saliva o cabellos de la niña en el maletero del automóvil alquilado 25 días después de su desaparición, podían haber ido a parar allí cuando trasladaron sus juguetes, al mudarse de casa.