Que Josef Fritzl padece un trastorno mental que guarda una estrecha relación con cuestiones sexuales quedó claro tras conocer la situación en la mantuvo a su hija durante los últimos 24 años. Ahora, el currículum delictivo de Fritzl comienza a salir a la luz. Primero fueron unas fotos y un vídeo en el que estaba de vacaciones en Tailandia, presumiblemente, por turismo sexual, y ahora investigación policial le relaciona con el crimen de una joven de 17 años a la que violaron y asesinaron hace 20 años. Por otra parte, los agentes dudan de que Fritzl tuviera un cómplice en el crimen tal y como se asegura desde que se conoció el suceso. Según van avanzando las investigaciones sobre qué es exactamente lo que ocurría en los 60 metros cuadrados en los que vivían encerrados los hijos de Fritzl, la policía comienza a tener inseguridades sobre la existencia o no de algún cómplice en el crimen, tal y como se viene comentando en los últimos días.La existencia de fotografías e, incluso, de un vídeo en el que el monstruo de Amstetten toma el sol, recibe un masaje e, incluso, monta en elefante en Tailandia durante sus vacaciones allí, abre las sospechas sobre si su estilo de vida permitía mantener a cuatro personas encerradas en un sótano, a las que tenía que dar de comer y atender regularmente. Sin embargo, las autoridades austriacas plantean que el hombre podría haber dejado el sótano repleto de comida durante su ausencia, por lo que no ven evidencias de que Fritzl actuara acompañado. En este sentido, también se investiga si alguien más aparte de Fritzl sabía la combinación que abría la puerta de a la casa de los horrores para poder sacar a Elisabeth y a sus hijos del sótano en caso de que a él le pasara algo. Además, según una información de RNE recogida por Europa Press, Fritzl había dispuesto en la puerta de entrada al sótano un sistema por el que, si por cualquier causa no podía acudir al sótano, pudiera abrirse desde dentro, aunque se desconoce si Elisabeth y sus hijos conocían este detalle.Homicidio anteriorMartina Posch, una joven austriaca de 17 años, desapareció de su casa el 12 de noviembre de 1986. Diez días más tarde, su cuerpo apareció con síntomas de haber sufrido abusos sexuales en el lago Mond, donde casualmente Fritzl y su mujer Rosemarie poseen una pequeña casa. La policía siempre mantuvo que el crimen se había cometido por un móvil sexual, pero no ha sido hasta ahora cuando han conseguido un sospechoso. Los indicios que apuntan a Fritzl como posible asesino de la joven no son tan solo su relación con la zona al mantener allí una propiedad, sino que la joven guardaba un "increíble" parecido con su hija Elisabeth y que por aquella época tenía aproximadamente la misma edad y fue cuando la encerró. El inspector Alois Lissl explicó que la investigación del caso en los años en que se produjo tenía gran dificultad puesto que aún no se habían desarrollado las sofisticadas técnicas de ADN con que se cuenta hoy día.Por su parte, el abogado defensor de Fritzl mantiene que no existen pruebas para relacionar a su cliente con la muerte de Martina Posch.