El español A. C. G., de 28 años, se encuentra detenido en Tokio, acusado de haberse enviado a sí mismo por correo un paquete que contenía seis gramos de resina de cannabis. C., que fue detenido el pasado martes a su llegada al aeropuerto de Narita, estudia Ingeniería desde el mes de abril del 2008 en la Universidad de Tokio, la más reputada de Japón.

Según la policía, el 2 de enero, C. se envió a sí mismo el paquete desde una oficina de Correos en España a la residencia de estudiantes donde vive en Tokio. El joven ha reconocido los hechos ante la policía y, además, ha explicado que no era la primera vez. Confesó que ya había introducido droga en Japón por el mismo método en abril y en junio del año pasado.

El castigo por traficar y consumir estimulantes prohibidos es en Japón mucho más severo que en España. La venta de hachís puede llegar a acarrear 10 años de prisión, mientras que la de cocaína y heroína supone la cadena perpetua. La posesión y el consumo, aunque sea de pequeñas cantidades, se castigan también con prisión. Sin embargo, a juzgar por lo sucedido en casos similares, es posible que C. reciba una condena en suspenso y sea deportado.

En los últimos meses se han producido diversos arrestos de alumnos japoneses en relación con el tráfico y consumo de drogas, lo que ha hecho elevar la preocupación por una posible relajación en la actitud hacia las drogas ilegales. Hasta ahora, su consumo estaba bastante limitado a ambientes marginales y élites intelectuales, pero la extensión del uso de internet ha hecho más fácil comprarla.