La abogada y exdiputada pacense Cristina Almeida se jubila de la abogacía tras 44 años de ejercicio profesional "harta de juicios y jueces", desengañada con la "partidización" de la Justicia y decidida a seguir luchando por la igualdad, por las mujeres y por la democracia.

Como nuevo reto, "el mismo de siempre: seguir dando batalla para cambiar la sociedad", pero ahora escribiendo, dando conferencias y rebelándose "contra todo", explicó ayer en un encuentro con la prensa.

Tres son las batallas elegidas: "clamar contra el maltrato jurídico y el maltrato social de los jueces" y contra una Justicia "que no es que esté politizada, es que está partidizada".

Denunciar el marco democrático desfigurado que ha convertido la política en el arte de la oposición --"del no porque no"-- y no del diálogo.

Y luchar contra las mentalidades y los sentimientos entendidos como "la sumisión y la opresión" de la mujer, que pervive entre las mujeres más jóvenes "que siguen amando como lo hacían sus bisabuelas y son todo entrega y dependencia".

Rodeada de las socias de ABA, el despacho de abogados que fundara hace quince años, Almeida ha realizado un repaso por su vida, las batallas que ha dado y las que le quedan por librar.

Comunista antes que abogada, se hizo feminista el día en que se dio cuenta de que una mujer "no podía poner un pleito si su marido no le acompañaba".

Y así, su trayectoria profesional le ha llevado desde sus comienzos como abogada laboralista de "trabajadores y presos políticos", pasando por la política activa en las filas de IU primero y Nueva Izquierda después y sus doce años en el Congreso y el Senado, hasta el despacho del que ahora se despide.

Un despacho fundado hace 15 años sólo por mujeres "hartas de tener jefe" y que se han especializado en defender a las personas, especialmente en temas de familia, divorcios y malos tratos, y desde el que se contempla el desarrollo social de los últimos años y la lucha por "cambiar mentalidades en una sociedad que no está muy dispuesta a cambiar".

Así, con la experiencia que da ver más de 600 casos todos los años, las abogadas de ABA desmienten incluso a los datos del Instituto Nacional de Estadística, que refleja un descenso del 10% en el número de divorcios, "pero sólo porque no cuenta las rupturas de las parejas de hecho, que en un año han aumentado más del 20%".

Almeida y sus colegas aseguran que los casos de hombres que acuden a denunciar malos tratos "han comenzado a despuntar", y que se rebelan contra el hecho de que la falta de pruebas o de testigos que impiden demostrar violencia machista se considere una "denuncia falsa".