Rigurosidad, formación y compromiso hacen de ella un referente de la abogacía (de la ética también). Su incansable lucha la llevó a defender a mujeres deportistas que jugaban en la liga de la desigualdad por el mero hecho de serlo. Su esfuerzo desemboca ahora en ‘Mujer, discrimación y deporte’, un libro-alegato que al fin hace justicia.

-Este libro se lo dedica usted a su hermana, ¿puede hablar de ella?

-Para mí es un referente personal y moral, creo que también para muchas personas en general por ese compromiso que asumió en un momento determinado de su vida de no conformarse con situaciones que provocaban graves injusticias para las personas y ella se vinculó al mundo de la sanidad. Este libro es homenaje a un concepto y a una valentía de todas aquellas personas que luchan cada día frente a la desigualdad y la discriminación.

-¿Por qué estudió Derecho?

-En una sociedad que como la nuestra se presume democrática, el conocimiento de las estructuras sobre las que actuamos son fundamentales. Y para conocer bien cómo funcionan, incluso para demandar que funcionen correctamente, es muy importante conocer sus reglas y sus normas de juego. Y eso es el Derecho, un conjunto de normas y reglas que a veces son acomodaticias, otras no, pero todas tienen que tener un principio ético. Y a mí eso es lo que me gusta, saber participar bien en la sociedad, tratar de reconocer determinados derechos y deberes.

-Tiene una prolija carrera profesional, fue la primera directora de la Filmoteca de Extremadura, estuvo en el Ministerio de la Vivienda y en el Comité Olímpico Español como miembro de la Comisión Mujer y Deporte ¿Cómo se llega a todo eso siendo mujer?

-Primero teniendo claro que las mujeres hemos de tener una presencia, estar en los focos de decisión, estar, siempre estar, y luego estudiando mucho y siendo muy rigurosa y comprometida.

-Acaba de escribir un libro que presenta el próximo miércoles sobre la mujer y el deporte, un área en la que existe discriminación, antes de entrar en ese asunto, me gustaría saber qué opina de la manada...

-Su mismo nombre lo dice. La manada es una conjunción de una serie de personas que con la violencia tratan de subyugar a una persona. Sin prejuzgar lo que diga el tribunal cuando sentencie y los recursos posteriores, que eso lo tengo que respetar mucho.

-Pertenece a una generación que defendió los derechos de los estudiantes, de la democracia, de una serie de valores constitucionales. ¿No le da la sensación de que estamos volviendo atrás?

-Los derechos se van todos los días conquistando. Siempre recordaré que cuando quise correr la primera carrera en mi pueblo y no me lo permitían porque era una chica, tuve que hablar con mi padre, que habló a su vez con el alcalde y nos dejaron correr a mi hermana y a mí. Eso ya me dio una idea de un principio fundamental: el de que yo era igual que los chicos que corrían. Ahí me di cuenta de que tenemos que estar siempre en la vanguardia del no conformarse, de ese compromiso personal, social y colectivo.

-Y yendo a su libro, ¿qué se debe hacer para conseguir una verdadera igualdad de las mujeres?

-Lo más grave que pongo de manifiesto en este libro es que hay una discriminación de derechos, es decir, el propio sistema y la estructura deportiva están lastrando el concepto de la igualdad de la mujer en el ámbito del deporte profesional. El primer análisis que realizo se refiere a las normas que regulan la legislación en el ámbito del deporte y manifiesto que las mismas discriminan de derecho a la mujer, no se han adaptado ni mucho menos a la Ley de Igualdad de 2007. Eso es muy grave. Porque no solamente hablamos de una discriminación de hecho sino de derecho, que en un sistema democrático es absolutamente impensable. La segunda cuestión es que la propia sociedad asuma la igualdad como un concepto fundamental. No digo que la mujer corra con los mismos tiempos que el hombre, digo que la mujer tiene que tener las mismas reglas que el hombre en esa carrera que participamos de la vida. Y finalmente, la sociedad tiene que hacérselo mirar en relación a que mantiene determinados estereotipos que de alguna forma vienen a no unificar en ese plan de igualdad al hombre y a la mujer, es decir, es una aberración jurídica que haya que echar de una liga profesional a una mujer por quedarse embarazada. Eso no se puede tolerar.

-Es abogada del Sindicato de Jugadores de Golf PGA España, de la Asociación de Jugadoras de Baloncesto AJUB y asesora de deportistas y otras organizaciones deportivas. Es, en definitiva, una jurista socialmente comprometida... ¿Le gusta el riesgo?

-Mi vinculación a esta causa vino cuando observé en el caso del concurso del Rayo Vallecano que las jugadoras profesionales no tenían los mismos derechos a la hora de llevar a cabo su reclamación de cantidades económicas. Después empecé a observar que había cláusulas antiembarazo, que había pocas mujeres responsables en el ámbito del deporte cuando la representación de las mismas en grandes eventos deportivos es casi del 50% respecto a los hombres. Esto me llevó a decir: «Vale, soy jurista, pero también soy mujer y ciudadana. Y observo aquí situaciones de discriminación y hay que combatirlo». Cuando empiezas a hablar de estos temas te estigmatizan porque hay gente que tamiza de feminismo este planteamiento y da por hecho que no lleva implícito un análisis riguroso. Pero todos esos planteamientos que nosotros denunciamos llevan consigo un análisis riguroso, jurídico, dentro de la esfera en la que nos movemos, y eso hace que te ganes el respaldo. En determinadas estructuras y foros resultas incómoda, claro. Cuando todos son parabienes, y hay tantas medallas y tú dices que detrás de tantas medallas existe esta discriminación, no hay convenios colectivos, se contratan a mujeres extranjeras como profesionales pero a las españolas no hace falta porque no hay requerimiento legal mientras que a las otras sí porque necesitan la residencia... ahí es cuando una empieza a decir cosas que no gustan.

-‘Me he sentido más discriminada en España que en Azerbaijan’. Son palabras que nos conmovieron y que pronunció Patricia González, entrenadora de fútbol y exjugadora de nuestro país...

-En España nuestra legislación está lastrando y manteniendo esa discriminación en el ámbito laboral de las deportistas profesionales. Si un jugador profesional varón tiene un impago, puede ir a la comisión mixta para reclamarlo y el club, si no le paga, puede incluso enfrentarse a una bajada de categoría. Las chicas eso no lo pueden hacer. Eso no se puede tolerar.

-Como experta en derecho deportivo insiste en la necesidad de lograr un convenio colectivo y la profesionalización del deporte femenino, con los derechos laborales que eso lleva aparejado...

-Si los hay para el ámbito masculino debe haberlos en el femenino. Dirán que las jugadoras no los promueven. Tú no puedes pedir heroínas, no puedes permitir que a las jugadoras las estigmaticen y que sean ellas las que pidan ese cambio de estructura, eso tiene que venir del marco normativo para que las estructuras deportivas ni lastren ni discriminen. El convenio colectivo significa que la jugadora cuando lleguen las Navidades tenga derecho a tomarse unas vacaciones, que pueda conciliar la vida personal y laboral, que cuando tiene un problema tiene unos representantes y tiene una patronal con la que negociar el contrato y no la federación, porque la federación no es una patronal. En el deporte pasa algo que no pasa en otra disciplina del ámbito laboral del derecho común, que solo existe el convenio colectivo aplicable a los hombres por el hecho de ser hombres y no a las mujeres. Esto es una aberración jurídica que hay que romper.

-Usted lucha contra las cláusulas antiembarazo...

-La maternidad es un derecho fundamental como trabajadora. Es una norma de carácter internacional. Las cláusulas antiembarazo son nulas de pleno derecho. Una mujer es jugadora, pero sobre todo ciudadana, y el quedarse embarazada es un derecho, la especificidad del deporte no hace que esté por encima de todas estas normas, y más cuando se trata de un derecho fundamental. A veces estos contratos, además de estar firmados por jugadoras y clubs, lo están por el representante. y choca que no adviertan a la jugadora de esa cláusula, a no ser que jueguen a un doble juego.

-Su libro recoge testimonios de 10 grandes deportistas. ¿Con cuáles se queda?

-Con todos. A las 10 agradezco su testimonio sincero. Son referente en sus disciplinas, todas grandes deportistas que están dando triunfos a nuestro país. Muchas dicen: «He estado 20 años trabajando por mi país y nunca han cotizado por mí». Esto es algo para reflexionar.

-Además su libro incluye una viñeta de Peridis...

-Es muy amigo mío, un gran dibujante y una persona comprometida. Me la regaló y francamente es muy significativa.

-¿Y para terminar esta entrevista, cómo ve usted a Extremadura?

-Soy extremeña, me siento extremeña y se me nota el acento (risas). Llevo 13 años en Madrid pero toda mi familia y grandes amigos están allí. Podría poner muchos calificativos a Extremadura pero el que me sale es el del cariño, eso lo tengo claro.