Manipuladora, egocéntrica y fría». Así describieron ayer los responsables de la Guardia Civil que han resuelto el crimen de Gabriel Cruz a Ana Julia Quezada. El juzgado de instrucción 5 de Almería la acusa de asesinato, detención ilegal y un delito contra la integridad moral, y ha ordenado su ingreso en la prisión de El Acebuche. El magistrado considera que actuó guiada por «una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar» la comisión de su «macabro plan criminal». Su perfil encaja con las conclusiones de los investigadores que apuntan a que Ana Julia «preparó» el asesinato y lo cometió movida por los celos que sentía hacia el hijo de su pareja. Todo indica que la mujer tenía planes de futuro con Ángel Cruz en los que el niño no encajaba. «Ángel adoraba a su hijo y lo primero era el niño. Pasaban juntos todo el tiempo que podían», aseguró el comandante de la UCO Juan Jesús Reina el jueves en la subdelegación del Gobierno de Almería.

Los indicios recabados por los investigadores contradicen la versión dada por Ana Julia, que aseguró ante la Guardia Civil y el juez que el 27 de febrero Gabriel la acompañó voluntariamente a la finca de Rodalquilar y que allí, ambos discutieron. Ella asegura que golpeó al niño «con la parte roma de un hacha» después de que él cogiera el arma y se aproximara a ella. Entonces, según la declaración de la mujer, se puso «nerviosa» y asfixió al crío, tapándole la nariz y la boca. Luego lo desnudó y tiró toda su ropa, salvo la camiseta interior, a un contenedor. El teniente coronel José Hernández, no da crédito a su relato. El responsable de la investigación ha explicado que Ana Julia fue sospechosa desde el principio, «dado su pasado en Burgos» y por su «actitud extraña».

Esa línea de investigación «cogió fuerza» después de que el 3 de marzo la mujer simulara encontrar la camiseta interior de Gabriel en un camino de Las Negras que ya había sido inspeccionado. «Creemos que no solo la puso allí para despistar. Muy cerca de donde la colocó vive un exnovio suyo al que ya había intentado señalar», confirmaron los dos investigadores. El teniente coronel añadió que «la camiseta es una especie de guiño [de Ana Julia] a Ángel, le daba esperanzas al padre para que siguiera buscando al niño».

La Guardia Civil dispuso entonces un dispositivo de vigilancia y comprobó que la mujer frecuentaba la finca. «Aunque registramos la propiedad donde Ana Julia había ocultado el cadáver antes de que lo cambiara de sitio, no vimos indicios de que el niño estaba allí porque la búsqueda estaba enfocada a encontrarlo con vida, se actuó de un modo determinado que muchas veces limitaba el trabajo», apuntó el comandante de la UCO. Pero, según la autopsia, la mujer acabó con la vida del niño el mismo día que desapareció.

LO TUVO EN UN AGUJERO / Los investigadores confirmaron además que Ana Julia actuó sola y que el cadáver del niño estuvo en un «agujero» de la finca de Rodalquilar, «tapado por tablones de madera y piedras decorativas» hasta el 11 de marzo, cuando, con el foco de la investigación sobre ella, «improvisó» e intentó mover el cuerpo en su coche. La Guardia Civil la detuvo en Vícar y encontró a Gabriel en el maletero de su vehículo. El menor estaba «semidesnudo, vestido solo con calzoncillos».