En la calle Calderón de la Barca andan las mesas de las terrazas a reventar. En la Brasería El Patio el camarero sirve jarras de Estrella Galicia que son una bendición para el gaznate en un sábado donde el sol de Mérida ha retado al mercurio y el termómetro ha hecho sacar las bermudas del cajón. El empleado atiende con amabilidad al avisar de que la cocina tiene lista de espera y que hasta pasadas las cuatro de la tarde no llegará el turno de la Mesa 24. Pero merece la pena la demora, que esas lagrimitas de pollo te hacen llorar de lo ricas que están y ese plato de papas fritas no se lo salta un galgo.