La caza en España es una actividad que cuenta con muchos seguidores y profesionales. Concretamente, casi dos millones de personas practican caza, ya sea por afición o trabajo. En Extremadura hay 78.000 licencias de caza, más de tres millones de hectáreas de terreno cinegético y una buena legislación, pero algo falla. Mientras que la caza mayor goza de buena salud en la región a pesar de las dificultades que puede atravesar, el gran problema lo tiene la caza menor. Entre sus dificultades se encuentran los tipos de cultivo, la utilización de productos fitosanitarios, las semillas envenenadas, el cereal de ciclo corto, las horas de cosecha, las cosechas por la noche, el tipo de pastoreo intensivo y la masificación del ganado. Pero sobre todas estas cosas, el principal problema proviene del conejo de campo, afectado en el último tiempo por dos enfermedades: la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica vírica con la variante tipo 2. Se trata de una afección que surgió en el año 2013 en el norte de España y que ya se ha instalado en Extremadura por completo. Lo peor, alertan desde la Federación Extremeña de Caza, es que no hay solución. "Existen vacunas para conejos de granja, con vacunaciones periódicas, pero la revacunación para el conejo de campo es imposible. Con una vacunación se mantendrán sanos los primeros meses, pero con una nueva oleada de virus morirán, que es lo que pasa ahora", señala José María Gallardo, presidente de la entidad regional.

Extremadura siempre ha sido región de caza menor. Tradicionalmente acudían a la región vecinos portugueses atraídos exclusivamente por esta modalidad de caza. Incluso vascos y gallegos se desplazaban hasta tierra extremeña para cazar perdices y conejos sin hacer altos en el camino, pero ahora la situación es distinta, y para que todo vuelva a su cauce, el conejo de campo tiene que ser recuperado. La mejor de las maneras, consideran desde la Federación, con un Plan Nacional en el que por ejemplo, se obligue a tener resultados para la lucha contra la enfermedad. "No estamos pidiendo una vacuna para que el conejo este sano toda su vida, pero por lo menos una vacuna que de un año de tregua para que a una coneja le dé tiempo a sacar dos o tres crías adelante", afirma Gallardo. Una vez se recupere el conejo -augura-, la recuperación de las demás especies, como por ejemplo la perdiz, irá de la mano, ya que la presión depredadora respecto a ellas disminuirá. "El problema -prosigue Gallardo- es que nadie sabe la solución. Esto es más gordo de lo que se piensa, y debe ser a nivel ministerial para minimizar los efectos de las enfermedades y ya después continuar con la toma de una serie de medidas e incentivando una agricultura ecológica más respetuosa con medio ambiente y una ganadería con unos cupos realistas adaptados a nuestra región. Es un conjunto. En el campo afecta todo: agricultura, ganadería, la caza, la lluvia, las enfermedades- todo".

Frente a la mala salud de la caza menor se posiciona la mayor, que a pesar de encontrarse en una buena situación no deja de tener por ello ciertos problemas de ámbito sanitario. Como las enfermedades contagiosas. "Debemos seguir manteniendo unas poblaciones saludables y grandes que den buenos resultados, con una caza mayor envidiable para que siga atrayendo a gente de España y del extranjero para cazar, pero hay que tomar medidas, y no sólo medidas con la caza, sino con el ganado. El tema de saneamientos en el ganado no está dando los resultados que se pretenden, así que igual hay que tomar otra serie de medidas como su control, densidad o cupos ganaderos", señalan desde la Federación regional.

En Extremadura, la caza es un pilar importante que mueve, unos 400 millones de euros al año en la región. Así se desprende del Plan Regional de Caza, que ya inició su tramitación parlamentaria y se desarrollará en cuarto etapas que terminarán con la redacción definitiva del documento que incluirá el diagnóstico de la actividad y el análisis de las poblaciones.

La historia de la caza tiene un amplio recorrido. Años atrás se consideraba un privilegio para las clases más afortunadas y pudientes en las que el señor feudal o aristócrata decidía cuándo se cazaba y cuándo no. Ahora, gracias al asociacionismo entre cazadores y aficionados, se puede disfrutar de una caza en condiciones que no obstante necesita aumentar su cantera, ya que el relevo generacional es prácticamente inexistente.

Para luchar contra este hándicap desde la Federación Extremeña de Caza han creado una asociación juvenil con la que motivar a los jóvenes y explicar el oficio. Además, y también con el objetivo de dignificar esta actividad, se ha creado una marca solidaria, 'Fedexcaza Plus' que se encarga de "dar a conocer la verdadera imagen de los cazadores", ya que tal y como dice Gallardo, "se creen que matamos a Bambi, y no es eso. La caza es mucho más que salir a cazar". Una afirmación que se pondrá de manifiesto mañana domingo en Alcuéscar, con la celebración del II Día del Cazador extremeño.