Madredeus no es fado. No es folk portugués. No es pop. No es chill . No es new age . ¿Qué es Madredeus entonces? Quizás sea simplemente música con mayúsculas. Sensibilidad. Poesía. Nostalgia. Fantasía... Un pedacito de esa magia que emana de las composiciones de Pedro Ayres Magalhaes y de la voz de Teresa Salgueiro lo pudo degustar anoche el millar de espectadores que asistió en el Auditorio a la parada y fonda en Cáceres de la banda lusitana dentro de su gira Um amor infinito .

No falta quien se queja de que los conciertos de Madredeus son fríos. Que la vítrea Teresa Salgueiro --ayer vestida de verde palabra de honor-- permanece demasido estática en el escenario, que la perfecta ejecución de los músicos adolece de esa necesaria dosis de sentimiento animal que hace que los higadillos del público se revuelvan. Para gustos están los colores. Pero, para una mayoría, la actuación que ofrecieron los lusitanos distó mucho de esa presunta frialdad. Composiciones como O cantador da noite , Suave tristeza o Palavras ausentes , con magistrales arreglos, inundaron de saudade el coliseo de Isabel de Moctezuma.

¿Y qué es para Madredeus la saudade , ese término tan manido y que se utiliza indiscriminadamente cuando se habla de los sentimientos de añoranza, nostalgia y desesperanza? Para Pedro Ayres es "un estado en el que la persona se permite experimentar sentimientos contradictorios o cultivar pensamientos poco ortodoxos acerca del amor, la vida y del tiempo".

En Cáceres, la saudade duró hora y media (en dos partes). Madredeus, que vino de la mano de Caja Duero, interpretó, temas de su último disco, Faluas do Tejo (2005), un homenaje a Lisboa que llegó tras la publicación en 2004 de Um amor infinito . Tanto este disco como la gira del mismo nombre son, en palabras de Ayres, "un gesto de agradecimiento" a la "anónima audiencia" que "tan cálida acogida" les ha brindado por todo el mundo. No en vamo, hablamos de la banda lusa más internacional de la historia.