Tras la Guerra, el lenguaje arquitectónico pasó de un racionalismo excesivo, propio de una época de pocas alegrías, a un lenguaje clasicista que proyectaba la imagen del régimen, hasta evolucionar en una arquitectura denominada, ambiguamente, moderna. Así Angel Pérez y Francisco Calvo seguirán construyendo, juntos, como en el caso de la clasicista Escuela de Maestría (actual Escuela de Idiomas) entre 1955 y 57, o por separado. Pérez diseñó las Viviendas Protegidas del Espíritu Santo y las Casas de Empleados Municipales de San Blas, en la década de los 40, y numerosas viviendas, edificios o monumentos, como la Cruz de los Caídos en 1938, el Monumento a los Conquistadores en la plaza de su nombre, éste junto con Eulogio Blasco en 1958.

Francisco Calvo realizará numerosas viviendas por la, entonces, zona nueva de la Ciudad, entre ellas, en 1939, la Casa Sánchez Torres, en la esquina de Cánovas con Clemente Sánchez Ramos, la Casa de los Sobrinos en la Plaza de América de 1944 y en 1948 la Casa García (números 3 y 5 de Antonio Hurtado), en la que tanto tiempo he pasado con mi querido Fernando Civantos, mi amigo desde los dos años.

Luis Gutiérrez Soto, autor del Ministerio del Aire, diseñará en 1940 el Chalet de Andrés Sánchez en Cánovas (hoy desaparecido) y en 1944 la Banca Sánchez, actualmente propiedad de la Diputación. Luis Morcillo levantará en 1942 el Chalet Acha, origen del desaparecido Hotel Extremadura. José María López-Montenegro trazará, en 1944 la Casa de pisos de alquiler del Conde de Adanero en el 24 de la Avenida de España y, en los 50, la Casa Pedrilla, el Sanatorio de Abril o la Fundación Valhondo.

García de la Rasilla, el prestigioso arquitecto, diseñó en 1954 el Seminario Mayor con una iglesia de notabilísimas proporciones, que muestra, hacia Héroes de Baler, remate de frontón y dos torrecillas. Fernando Hurtado será autor en los 50 de las casa de los Cercas, los Gonzalo o los Candela en Primo de Rivera; y en los 60 de los Sindicatos Verticales, con ese estilo totalitarista tan peculiar del Régimen, el Colegio García de Paredes (hoy Dulce Chacón) o el Coliseum.

Luis Martínez-Feduchi, uno de los más importantes arquitectos españoles de la época, trazará el Cine Capitol en 1946. Por su parte, Julián Laguna, Eduardo Chávarri y Miguel Angel Larrea harán, a partir de 1950, viviendas protegidas en Diego María Crehuet, Ronda del Carmen y Virgen de la Montaña. Vicente Candela el Instituto el Brocense entre 1960 y 1965, con amplios pórticos sobre pilares y terrazas, y el Sagrado Corazón; además de bloques de viviendas. Angel Marchena levantará la Cámara de la Propiedad Urbana en Cánovas en 1948, la Casa Acedo, a comienzo de lo 40 y la Casa Mogollón, en 1950, ambas en Obispo Segura Sáez. Junto con Angel Pérez construirá la Casa Pitarch en San Pedro de Alcántara en 1953, reformada en obra, puesto que en el proyecto presentaba una torre y otros elementos regionalistas. Arnoz Larrosa creará el edificio del Banco de España en la década de los cincuenta, con un lenguaje clasicista.

Hacienda y el I.N.P.

Rafael Lozano y Pedro Pintado serán, en 1964, los artífices de la Delegación de Hacienda, edificio proporcionado, tendente al volumen cúbico con fachada rehundida. Fue reformado en 1998 por Goicoechea y Ligues. Entre 1945 y 1950 se construye el I.N.P. (popularmente, la Perra Gorda), obra clasicista de Germán Alvarez de Sotomayor y, por su lado, Francisco Terán trazará la Estación de RENFE en 1963.

Andrés Zabala construye para Andrés Sánchez de la Rosa entre 1946 y 1948 las viviendas de Hernán Cortés 42-46 con hermosas canterías en sus bajos. Los del 42 fueron de abuelo y en ellos murió papá. Permítanme un recuerdo a él esta Nochebuena, con el consuelo de pensar que hubiese disfrutado con estos paseos. En 1967 José López Zanón y Luis Lahorga Gutiérrez diseñan la Universidad Laboral, hoy Instituto de Enseñanzas Integradas. Y algunos años antes, Aurelio Gutiérrez trazó el diseño (muy ampliado posteriormente) de la entonces Residencia y hoy Hospital de San Pedro de Alcántara, que cumple, en estos días, 50 años.

En arquitectura religiosa Vicente Candela introducirá el nuevo lenguaje arquitectónico en la Parroquia de San Pedro de Alcántara, proyectada como capilla de el Brocense. Autor, igualmente, de la Capilla del Sagrado Corazón y de la Iglesia de San José, proyectadas ambas en 1961, con un gran pórtico al exterior y un relieve del titular de José Luis Sánchez, con nave única al interior. Fernando Hurtado con la Capilla del Beato Espínola (no confundir con la Parroquia, obra de Carlos Alonso) a finales de los sesenta, con su curiosa cubierta inclinada y sus vidrieras de hormigón. Por su parte Dionisio Hernández Gil traza la Iglesia de Fátima, en ladrillo blanco visto, hermoso campanario, una única nave y vidrieras al gusto de la época.

Ese Cáceres franquista aún era, en parte, nuevo cuando yo era niño y era difícil que a alguien le gustaran aquellas iglesias postconciliares. Yo, hoy, las miro ya con otros ojos y las entiendo y veo que también por mí han pasado los años. Nada más diré, únicamente, Paz y Bien.