La voz de Antonio Vega suena clara y limpia al teléfono. Amable y tímido, el cantante responde a las preguntas del periodista sin titubeos. Esta noche volverá a pisar un escenario en Cáceres en la sala La Bola (22.30 horas, entradas a 18 euros), en acústico y con la única compañía de un teclista. Fundador del grupo Nacha Pop, el compositor de Chica de ayer prepara un nuevo disco para el próximo año mientras escribe un libro de memorias.

--¿Cómo es un día en su vida?

--Me levanto temprano, desayuno y me pongo a tocar. A no ser que tenga algún compromiso o un ensayo, siempre estoy en casa con la guitarra, estudiando y tocando, dándole vueltas a todo. Hace muchos años que no salgo de noche. Salí mucho tiempo y me pateé todo lo pateable, pero de unos años a esta parte no lo hago casi nunca.

--¿Qué es la música?

--Es la forma de vivir, de entender el mundo y las cosas, una forma de comunicarte y una herramienta de descubrimiento. La música es algo muy grande. Cuando la tienes, te acompaña durante toda la vida.

--Ha cumplido 50 años. ¿Qué siente en un escenario?

--Cosas muy guapas y bonitas. Tengo cierta madurez y unas tablas que me permiten disfrutar del escenario y comunicarme con agilidad y soltura. A esta edad aún sigo descubriendo muchas cosas, pero también he aprendido muchas otras. Me gustar hablarle al público de las que sé y para que se interesen por lo que yo pueda enseñarle. Es una cuestión de querer dar y querer recibir, por supuesto.

--Dicen que es un clásico del pop español. ¿Qué responde?

--Llevo toda la vida haciendo música. Empecé en los 70. Sí, se puede decir que soy un clásico, aunque no me molesta que me lo digan, siempre que se quite la connotación de músico marchito o de compositor trasnochado. Soy un clásico, pero contemporáneo de mi tiempo y que trabaja por y para el presente.

--¿Qué no sabemos de usted?

--Nunca he sido demasiado abierto ni he mostrado mis cartas. Es también una cuestión de timidez. De mí se sabe lo que se puede saber a través de mi obra. Tengo ganas de terminar un libro de memorias en el que expongo mi filosofía de las cosas. Va a ser extenso y entretenido y se conocerán muchas cosas de mi vida.

--¿Cómo contempla el mundo?

--Con toda la benevolencia y transigencia que puedo porque, si no, estaría todo el día dándome cabezazos contra la pared por la ruina que tenemos. Procuro no ser muy crítico, aunque sí conmigo mismo. Siempre doy votos de confianza y estoy a favor del buen rollo. Eso me hace llevarme palos unas veces y otras me sirve de un almohadón para no caer en duro.

--¿Puede hacer algo la música por el mundo en que vivimos?

--Sí, por supuesto. Lo que no conviene es utilizar la música como instrumento para hacer política. Siempre he sido contrario y creo que es un error. El poder de convocatoria de la música es muy grande y algunos la utilizan para su propia historia. Me gusta la música como arte creativo, para animar los corazones de la gente, comunicarme con ella y decirle lo que no digo con el lenguaje hablado. Puede decir mucho y hacer mucho. Que sirva para reunir a mucha gente por una causa común en el sentido más artístico de la palabra.

--¿Qué será de la industria discográfica con internet?

--Tiene muy mal futuro. Siguen empeñados en llevárselo por la cara. No quieren ver que las cosas ahora son de otra manera. Quieren que la historia siga como antes, cuando las discográficas se hacían de oro y tenían presupuestos millonarios. Eso, hoy por hoy, es imposible. La mayoría son entidades agarrotadas y anquilosadas. Se empeñan en aferrarse a un pasado que ya no existe.

--¿Le gusta Obama?

--Me da confianza. Mi feeling es bueno. Espero que sea un buen presidente. Ojalá.

--El sitio de su recreo...

--La cima de una montaña.