Cerca de 10.000 cacereños pasarán estos días por el cementerio para visitar a sus familiares y seres queridos. Parece como si el paseo de Cánovas se hubiera trasladado al camposanto. Durante cuatro días el cementerio está más vivo que nunca y sus calles se convierten en el punto de encuentro de muchos ciudadanos. "¡Muy buenas!, ¿qué haces por aquí?", le decía Ana María a unos conocidos. "Hacía tiempo que no nos veíamos y nos hemos encontrado aquí", sonreía. No era para menos, es un lugar poco común para ir a pasear una tarde cualquiera de otoño.

El trasiego de personas que se acercaron al cementerio para poner a punto las tumbas de sus familiares comenzó ayer. Durante la mañana (por la tarde las visitas se redujeron por la lluvia) fue un ir y venir de cacereños que, ramo de flores y bayeta en mano, recorrían las calles buscando el nicho de los suyos. Hay que vestirlas para el día de Los Santos. Rosa y Julia Rodríguez colocan con cuidado las rosas rojas y blancas que han comprado para su padre, su madre, sus abuelos y un hermano. "Siempre venimos antes del día 1 porque hay mucho jaleo. Venimos porque a ellos también hay que cuidarlos", contaban a este diario mientras terminaban su faena.

El marido de Francisca de la Osa falleció hace cinco años. Ayer limpiaba con cuidado las letras de la lápida y enjuagaba el jarrón para ponerle flores nuevas. "Vengo todos los domingos. Me entretengo y aquí me encuentro con él. Le echo de menos. Este domingo vendré también, por supuesto", decía. La tumba de su marido está en la parte de abajo, pero Mari Luz lo tiene un poco más complicado. Subida a una escalera y como puede limpia con el paño el nicho de un primo. "Las escaleras son del cementerio. Están repartidas por las calles. Ahora está todo muy preparado, tendríais que haberlo visto hace años, era una pena", recordaba. Ella hace poco que visitó el camposanto, ya que durante la tormenta estuvo allí para comprobar que el bloque de hielo y el granizo no había deteriorado las lápidas. "A los míos no les pasó nada, pero estaba de pena. Eso sí, lo arreglaron en seguida", aseguró.

Labores municipales

El ayuntamiento comenzó el jueves las labores especiales de limpieza de la zona. La brigada de parques y jardines ha repuesto las plantas y ha desbrozado y limpiado la zona de hierba de la parte antigua. Y la de obras ha pintado la fachada exterior de la parte de oficina, que se había deteriorado por la tormenta. Además se ha instalado una parada de autobús (línea 9) provisional frente al cementerio, y se han colocado 11 puestos de flores, contenedores y una carpa con sillas para las misas que oficiará el párroco de San Blas, Antonio Pariente, los días 1 y 2 a las 17.00 horas. Mientras tanto, continúa la ampliación inicial del cementerio, que dotará al camposanto cacereño de 474 nichos más, aunque aún se espera una ampliación más ambiciosa.

La tradición de vestir las tumbas en estas fechas es muy española. Ya lo reflejó Pedro Almodóvar en su película Volver , donde en varias ocasiones aparecían mujeres mayores limpiando los nichos de sus seres queridos. En esta ocasión se refería a La Mancha, pero podría extrapolarse al resto de las ciudades del país y cómo no, a Cáceres. Es como si los muertos continuasen presentes en la vida y con la riqueza de estos ritos hacen que no mueran nunca.