Cuando en 1998 se cerró la lavandería del hospital San Pedro de Alcántara, todo el mundo fue consciente de que el servicio ya no iba a estar en el mismo recinto. De hecho ahora se encuentra un poco más lejos, concretamente a 270 kilómetros. Las sábanas, los pijamas, los uniformes, las toallas o las camisolas de los bebés viajan todos los días por el oeste del país hasta Dos Hermanas, en Sevilla, donde se encuentra la planta industrial que las lava, desinfecta, repara, plancha y dobla, antes de emprender su largo camino de vuelta a Cáceres. El personal del hospital, que recuerda la lucha para que la lavandería propia no se cerrara, un asunto que llegó incluso a los tribunales, afirma que esta distancia hace más lenta la rotación de la ropa en algunas temporadas, que se pierden cientos de sábanas con tanto trasiego y que a veces hay problemas para tener los uniformes a punto.

Entre la plantilla del hospital llama la atención que se tenga que recurrir a una empresa tan lejana, sin olvidar la fuga de puestos de trabajo y beneficios tanto para la ciudad como para la región. ¿No hay ninguna firma un poco más cercana que pueda optar a hacerlo? La respuesta parece ser negativa, o al menos nadie ha dado el paso a ello, debido a la capacidad necesaria para procesar la ropa y lencería de cama que genera un complejo hospitalario, donde además hay que tratar todo tipo de manchas y desinfectar a fondo. De hecho, al último concurso convocado por el Servicio Extremeño de Salud no se ha presentado ninguna firma con sede social en la región.

140 EMPLEADOS Este concurso fue publicado el 20 de octubre de 2011. Finalmente se adjudicó y contrató el pasado marzo por 620.000 euros a la unión temporal de empresas formada por Fundosa Lavanderías Industriales (perteneciente a la Fundación Once) y Limpiezas Franco, que tiene algunos establecimientos en Extremadura. Pero la ropa del hospital ya llevaba años limpiándose en la red de lavanderías de Fundosa, concretamente en la de Dos Hermanas (Sevilla). Dicha red, llamada Flisa, tiene 2.400 trabajadores por todo el país, de ellos 140 en la planta sevillana según informa la propia empresa. El 93% de la plantilla presenta algún tipo de discapacidad, de ahí que la firma funcione a la vez como un centro de empleo. Además de trabajar para el San Pedro de Alcántara, también lo hacen para el Hospital Virgen Macarena de Sevilla y para clientes extremeños como un buen número de grandes hoteles.

Pero tanta distancia tiene sus inconvenientes, según explica el personal del San Pedro que trabaja a diario con ropa y lencería, y esos problemas se han expuesto en reiteradas ocasiones ante la mesa sectorial. Por ejemplo, aseguran que al año se pierden "unas 3.000 sábanas en idas y vueltas", y que en algunas temporadas se ensucia el segundo uniforme de los sanitarios sin que haya llegado limpio el primero. "También fallan las reposiciones de ropa nueva, aunque ese tema no es competencia de la lavandería", explican. Ante tales casos, los empleados utilizan uniformes de papel que están reservados para ocasiones puntuales, o ropa de quirófano que no debe salir de ciertas áreas.

Aun así, desde el hospital comprenden que los precios mandan. "Cuando teníamos aquí la lavandería cada kilo de ropa salía por 2 euros", precisan. En estos momentos, catorce años después, y pese a recorrer a diario 270 kilómetros, cada kilo de prendas lavadas sale por 0,8 euros, según recoge el contrato oficial firmado con el SES.

En este sentido, desde Fundosa han ofrecido algunos datos de su actividad a EL PERIODICO, entre ellos que el grado de satisfacción del hospital cacereño con su servicio, valorado trimestralmente, es de 8,5 puntos sobre 10 (el del hospital de la Macarena asciende a 9,2). Los responsables de Fundosa afirman que los traslados siempre son diarios y que los posibles problemas entran dentro de la dinámica de estas tareas, con toneladas de ropa tratadas cada día (exactamente 17.000 kilos en la planta sevillana), pero descartan que se produzcan mayores pérdidas o retrasos en la limpieza.