Quince años de prisión sumará el cacereño Juan Diego Torres Melchor a los casi 11 años que ya pasó en la cárcel, entre los 17 y los 28 años --ahora tiene 29--, por la comisión de una decena de delitos contra la libertad sexual. Es la condena total, 15 años de prisión, que le ha impuesto la Audiencia Provincial de Cáceres por los hechos ocurridos la madrugada del 12 de junio del año pasado en un portal de la avenida Antonio Hurtado, donde se ha declarado probado que violó y agredió brutalmente a una joven estudiante.

Por estos hechos Juan Diego Torres fue juzgado el pasado día 15 y ahora ha sido declarado culpable de un delito de violación con la circunstancia agravante de reincidencia, y condenado por él a 12 años de prisión, y de un delito de lesiones con ensañamiento, por el que se le condena a 3 años de cárcel. Y en concepto de responsabilidad civil se le condena a pagar a su víctima una indemnización de 35.594 euros --4.194 euros por los días de incapacidad y curación, 1.400 por las secuelas y 30.000 euros por el daño moral causado--.

PROBADO Tras cumplir una condena de casi 11 años de prisión por ocho delitos contra la libertad sexual, el 19 de febrero del año pasado Juan Diego Torres salió de prisión. Apenas cuatro meses después, la noche del 11 al 12 de junio, reincidía. Su víctima, en este caso, una joven estudiante que se encontraba en el portal del número 5 de la céntrica avenida Antonio Hurtado esperando al ascensor para subir a casa de una compañera a entregarle unos apuntes.

Aunque el acusado declaró en el juicio que sí intentó violarla pero que no lo consiguió, y negó que la golpeara, el tribunal que le juzgó ha declarado probados, en base tanto a las pruebas como a las declaraciones de su víctima y los médicos forenses, los dos delitos que se le imputaban --el de violación con agravante y el de lesiones con ensañamiento--.

Se ha declarado probado que Juan Diego Torres abordó a la joven cuando esperaba el ascensor, la dió un fuerte puñetazo en un ojo "para vencer la posible resistencia de la chica", la empujó y dándole patadas la tiró escaleras abajo, la obligó a ponerse a cuatro patas golpeándole reiteradamente la cabeza contra el suelo y la introdujo los dedos en la vagina para posteriormente intentar introducirle el pene, "lo que no consiguió porque la víctima no se estaba quieta".

Llegó incluso, se añade en la sentencia, a agarrarla con fuerza por el cuello, "temiendo su víctima por su vida ante la violencia que el agresor estaba desplegando". La Policía Nacional, a la que avisaron unos vecinos que oyeron voces, llegó cuando el acusado intentaba abandonar precipitadamente el inmueble. Fue detenido e ingresó ese mismo día en el Centro Penitenciario de Cáceres, donde ha estado desde entonces en situación de prisión provisional. Ahora pasará en la cárcel muchos años más.