Pedro Alvarez, orientador de 48 años en tres centros educativos pacenses, tuvo que intervenir hace unos meses en un caso de bulling a una niña de 11 años por parte de un grupo de compañeras de clase. Llevaban más de tres años acosándola y los padres ya habían decidido denunciar la situación a la policía. "Conseguimos regenerar la relación entre ellas sin que hubiera ganadoras ni perdedoras. A todas les planteamos lo mismo: de qué manera podía cada una ayudar a solucionar la situación".

Ejemplos como éste y otros que se pueden dar también en la relación entre profesores y alumnos se aborda en el curso Aprender a solucionar conflictos para alcanzar una convivencia positiva en el aula , organizado por el Centro de Profesores y Recursos de Cáceres, con la participación de más de una veintena de tutores, directores, jefes de estudio y educadores de centros cacereños.

"Hay que aprovechar el conflicto como una oportunidad para salir de él", asegura la psicóloga Salud Asensio, encargada de impartir la primera ponencia sobre el modelo de intervención de la terapia familiar sistémica centrada en soluciones, aplicada a la educación. "No nos queremos centrar en las carencias de las personas. sino en sacar a flote los recursos que tienen para crecer", subraya.

Dentro del aula

El curso también servirá para enseñar a resolver conflictos como el enfrentamiento de un alumno con el profesor en el aula. Una situación, explica el psicopedagogo Pedro Alvarez, en la que hay que aplicar "las relaciones complementarias que existen en los centros", es decir, "aquéllas en las que el profesor tiene un status superior al alumno, aunque éste pueda interpretar que sea simétrica, de tú a tú". En estos casos, precisa, "enseñamos a que el profesor sea capaz de mantener el control en este tipo de situaciones y, por decirlo de alguna forma, no se baje los pantalones". El ejemplo puede ser recurrente, pero muy real: "Si un alumno no quiere salir a la pizarra y el profesor se empeña en que lo haga. Si no sale, a ver qué puede hacer más".

También recuerda el caso de un niño de 8 años al que pillaron orinando en el patio. "Capacitamos al chaval para que, al final del proceso, tome medidas para que otros no hagan lo que hizo", señala Alvarez, que precisa que previamente ha habido que cubrir las etapas de "admitir, comprender el daño, pedir disculpas, reparar, prometer y cuidar de otros". Aquel niño hizo un póster en el que aparecía otro chico orinando con el lema Eso no se puede hacer .

Por su parte, Cele Lázaro, coordinadora del proyecto, subraya que este sistema de trabajo con docentes y alumnos también puede aplicarse a las relaciones entre padres e hijos. "Pretendemos aceptar que el conflicto en la clase es natural y normal, como en el ámbito de la pareja o los amigos, y saber aprovecharlo para que las relaciones se beneficien y que todos aprendamos a saber actuar", asegura la coordinadora, que remarca que el objetivo se centra en "tratar de convertir que esos conflictos se conviertan en algo positivo para ese grupo y no lleguen a ser un problema".

Dividido en seis sesiones, el programa del curso se prolongará hasta el próximo 11 de diciembre. El psicólogo Jorge Campo intervendrá los días 2 y 4 y, para cerrar, el psicopedagogo Pedro Alvarez lo hará el 9 y el 11 expondrá a los participantes experiencias prácticas de trabajo con alumnos conflictivos. Una convocatoria que les servirá para lograr la hoja de ruta que les convierta en los nuevos pacificadores educativos del futuro.