El hospital Virgen de la Montaña comenzó a recuperar ayer la normalidad y el lunes funcionará en su totalidad. Tras el incendio registrado el jueves por la mañana en la sala de lavandería, provocado por un cortocircuito en la lavadora, fue necesario desalojar la planta baja, los quirófanos, Urgencias y la sala de necropsia. El servicio de Urgencias fue suspendido y trasladado al hospital San Pedro de Alcántara y el Punto de Atención Continuada se llevó al centro de salud Manuel Encinas. Medicina Preventiva aconsejó cerrar los cinco quirófanos.

Pero ayer por la mañana, una vez que se ventiló el humo de las zonas desalojadas, se retomó el servicio de Urgencias y el Punto de Atención Continuada comenzó a funcionar en el centro hospitalario a las 15.30 horas. Por la mañana se llevó a cabo la limpieza de los quirófanos y de las rejillas de ventilación de los mismos. Según confirmó a este diario el gerente del área de salud de Cáceres, Francisco Javier Calvo, a partir de hoy podrán ser utilizados para intervenciones de urgencia y el lunes retomarán su actividad normal para celebrar las operaciones programadas.

Se ha llamado a todos los pacientes que esperaban ser intervenidos la próxima semana y los que tenían que haber sido operados el jueves y ayer para informarles de la nueva fecha de su operación. Se han reprogramado todas las pendientes, dando prioridad a las más importantes.

La que sí permanece precintada en la sala de necropsia y anatomía patológica. Está contigua a la dependencia en la que se originó el fuego. No se utiliza por prevención aunque en realidad no se ha visto afectada por el fuego. Los fallecidos, en lugar de llevarlos a este espacio, se mantendrán en las habitaciones del hospital hasta la llegada de la funeraria. En caso de que los familiares lo soliciten, el fallecido se trasladará a la sala de necropsia del San Pedro de Alcántara.

El incendio comenzó pasadas las 12.30 horas. Desde el primer momento, según explicaron ayer tanto Francisco Javier Calvo como el director asistencial del área de salud de Cáceres, José Bravo, se tomó la decisión de desalojar tanto a pacientes como a personal sanitario que se encontraban en Urgencias y en consultas externas. Para ello, siempre bajo la dirección del cuerpo de bomberos, el director asistencial mantuvo una constante comunicación con los jefes de área, que dieron la orden de evacuar todas las consultas. El desalojo se hizo a pie por las escaleras y por la puerta principal. «Fue muy importante que nadie perdiera la calma. Médicos y enfermeros aparentaban tranquilidad y eso ayudó muchísimo en todo», señala José Bravo.

Por protocolo también fue necesario el desalojo de la unidad de Psiquiatría. Lo hicieron también a pie y se llevó a los enfermos al salón de actos, donde se les dio la comida (el incendio ocurrió casi a la hora en la que se comienza a repartir el almuerzo) y las medicinas que necesitaban. Además desde el área asistencial se llamó a los familiares de todos los ingresados para comunicarles que todos se encontraban bien.

ÁREAS DE HOSPITALIZACIÓN / En las áreas de hospitalización permanecieron tanto pacientes como personal sanitario (médicos, enfermeros, auxiliares y celadores). Se tomó la decisión de trasladar a todos hasta el ala contraria a la del incendio, es decir, hacia la puerta principal. Así, se sacaron las camas a los pasillos y se cerraron puertas y ventanas; bajo las puertas colocaron toallas húmedas para evitar que pasara el humo. Tenían preparadas bombonas de oxígeno y medicamentos para utilizarlos en caso de que fuera necesario.

Hubo pacientes a los que fue imposible mover de sus habitaciones debido a su estado de gravedad. Eran personas que habían sido intervenidas el día anterior y presentaban un cuadro delicado. De haber tenido que desalojarlas sus vidas habrían corrido peligro. La peor situación se vivió en quirófanos. En el momento del incendio estaban celebrándose dos operaciones y se dio la orden de desalojar. Sin embargo, en un principio, los cirujanos creían que se trataba de un simulacro y siguieron; hasta que el humo comenzó a colarse por las rejillas de ventilación.

Una de las operaciones, de Oftalmología, estaba a punto de finalizar, por lo que aceleraron la misma para terminarla. El paciente salió en camilla y fue trasladado en ambulancia hasta el hospital San Pedro de Alcántara.

Por la que se temió fue por la otra paciente, que iba a ser operada de un tumor en el pecho. La intervención aún no había comenzado pero acababa de ser anestesiada e intubada. Se vieron obligados a bajarla intubada hasta el hall de entrada, a la espera de que llegara una ambulancia para llevarla al San Pedro de Alcántara. En el trayecto se despertó. Su operación finalmente no se llevó a cabo y se programará para la próxima semana. Ayer ya había vuelto al Virgen de la Montaña, aunque no se acordaba de nada de lo ocurrido.

Pasadas las dos de la tarde se respiró tranquilidad. Hasta ese momento se desconocía si iba a ser necesario desalojar el centro hospitalario. Habría sido peligroso para algunos de los pacientes. Por si acaso, el SES ya había contactado con los hospitales privados de la ciudad para que estuvieran preparados por si había que reubicar a los enfermos. «Los hospitales habían empezado a dar altas a las doce de la mañana y a preparar las camas por si había que evacuar», recuerda el director asistencial.

Finalmente nada de eso fue necesario y todo quedó en un tremendo susto. El incendio se saldó con siete intoxicados (tres de ellos necesitaron traslado al San Pedro de Alcántara). Todos ya están de alta.