TLto que podía ser el título de una película de intriga, no es más que un nuevo episodio protagonizado por el Ministerio de Industria en su incomprensible lucha contra las energías renovables. El Gobierno de España publicó una Orden del citado Ministerio (O. M. 1045/ 2014) estableciendo parámetros retributivos para renovables, fijando equivalencias y completando los criterios de cálculo de la retribución de instalaciones híbridas.

Previo a la elaboración de tal disposición, había que calcular los estándares de costes de inversión y operación, dado que su contenido afectaba tanto a lo que las renovables reciben por cada unidad de energía generada, como al número máximo de horas susceptibles de retribución. A tales fines el Ministerio contrató los oportunos informes, sin concurso público y por una cantidad equivalente al coste anual de 50 puestos de trabajo del tipo medio en la administración, con la Boston Consulting Group, norteamericana, y la Roland Berger Strategy Consultans alemana.

La Orden Ministerial se publica en el mes de Junio de 2014 sobre la base de un solo informe, el redactado por Roland Berger que lo presentó el 31 de octubre del mismo año, dado que la Boston Consulting había roto la relación contractual por presuntas presiones recibidas desde el Ministerio para modificar los parámetros, en términos tales que podrían disminuir los ingresos de las renovables en una cuantía aproximada de 3.000 millones de euros, según la reclamación judicial interpuesta por las empresas afectadas. Como consecuencia de la misma, el Tribunal Supremo ordenó que se facilitase a dichas empresas el contenido de los informes. Así ha trascendido la resolución del contrato con la consultora americana y los términos del informe redactado por la alemana.

Las acciones de postergación sistemática de las energías renovables nos retrotraen al modelo energético del siglo XIX, en contra de todas las recomendaciones de la UE y de la comunidad internacional. De hecho, se está optando por una política energética que prioriza la generación de energías contaminantes, consolida el alejamiento entre los puntos de generación y los de consumo y continúa incrementando los costes y los riesgos.