No existen indicios de la posible comisión de un delito contra el patrimonio histórico". Es la conclusión a la que ha llegado el juez titular del Juzgado de Instrucción número 5, Joaquín González Casso, que ha decidido archivar la denuncia presentada por los propietarios del Palacio de los Golfines de Arriba contra los propietarios de Atrio, por las obras que están llevando a cabo en la plaza de San Mateo para construir el nuevo hotel de cinco estrellas.

Aunque ambas partes tienen aún un plazo de tres días para recurrir esta decisión ante el juez --cinco si apelan ante la Audiencia Provincial-- el auto supone una bocanada de aire para los propietarios del hotel, perseguidos por la polémica desde que se iniciaran los trabajos de excavación en la zona y una nueva negativa a las reivindicaciones de los propietarios del palacio, Mercedes López Montenegro y Pascual Churruca, que consideran que las obras del hotel son la causa de las grietas aparecidas en su edificio, protegido como Monumento Histórico Nacional. El pasado mes de marzo González Casso decidió no parar las obras, tal y como proponían la Fiscalía y los propietarios del inmueble que se hiciera mientras se llevaba a cabo la instrucción.

Las diligencias se iniciaron a raíz de la denuncia de Mercedes López Montenegro que señalaba que la utilización de un martillo neumático en la obra había originado diversas grietas en su inmueble. El juez recoge en el auto que "tras una larga inspección ocular" y tres informes periciales --dos de técnicos de la Junta y un tercero del ayuntamiento--, además de los informes periódicos elaborados desde que se iniciaran los trabajos de excavación por el laboratorio de control de calidad Vorsevi, no existe una relación de causa-efecto entre las obras y los daños aparecidos en el palacio.

MARTILLO NEUMATICO Tras analizar la documentación recabada, González Casso considera que aunque la utilización del martillo rompedor a escasos metros del palacio "puede haber transmitido vibraciones, no consta acreditado que éstas hayan producido daños". Añade también que "los testigos de yeso que se colocaron --para detectar posibles deficiencias en el inmueble-- no se han movido" y que los testigos metálicos "solo han registrado movimientos de centésima de milímetros", algo que según el laboratorio acreditado pueden ser ocasionados por simples variaciones en la temperatura. El juez instructor estima como consecuencia de todo lo anterior que "difícilmente se puede imputar la infracción de un deber de cuidado a quien se ha limitado a cumplir la normativa urbanística".

Tras conocer la decisión del juez, José Polo, copropietario del futuro hotel Atrio afirmó que "no podía ser de otra forma puesto que hemos actuado desde el principio con una pulcritud absoluta" y recordó que los trabajos de excavación que se podían hacer en dos semanas ellos llevan más de un año desarrollándolos para hacerlo "con todos los cuidados necesarios". El empresario no ocultó que se encuentran "bastante cansados" por todo lo que está suponiendo la construcción del hotel, que esperan abrir dentro de 15 meses.

Por su parte Mercedes López Montenegro señaló que estaban "destrozados" por la decisión "aunque la esperábamos por como se ha ido desarrollando todo", añadió. La propietaria del palacio, al que solo le separan de las obras los cuatro metros que hay de un lado a otro de la calle Olmos, cuestionó tanto las pruebas que se habían realizado como la selección de los peritos que habían redactado los informes. Sobre la posibilidad de recurrir rehusó pronunciarse hasta hablar con su abogado, aunque afirmó que a tenor de los daños que del inmueble "el tiempo acabará dándome lamentablemente, la razón".