A sus 56 años, Luis Pastor sigue creyendo que los cantautores tienen mucho que decir. Hoy tendrá otra oportunidad mirando a la muralla cacereña.

--¿Cómo contempla el mundo desde su ventana?

--Intento ser más que tener. La música me acerca más de lo que la gente supone al espíritu, a esa comunicación del alma y los sentimientos que rozan la frontera de lo místico.

--¿De qué le salva la música?

--De todo. De la muerte, del tedio, de lo que no quiero ver. La música es el refugio perfecto.

--¿Comparte la decisión de Garzón de abrir la primera causa contra el franquismo?

--Le aplaudo. Está demostrando que no es solo a veces ese juez estrella que se quiere pintar. Se atreve a algo que debería haberse hecho hace muchos años.

--¿Qué le dice a los que están en contra de que se abran fosas?

--Nada. Que la justicia hable y que salga la verdad. ¿No hemos callado los demás años y años con la exaltación de sus muertos y que aún siguen beatificando?

--Ha puesto música a poemas de Saramago en su último disco. ¿Qué ofrecerá esta noche?

--Además de cantar a Saramago haré canciones de otros discos durante una hora y media. El don de los grandes pensadores como José es la humildad.

--¿Hay razones para que el cantautor siga cantando?

--Sí. Hay que seguir tocando el corazón, denunciar las injusticias y aportar, desde la música y la poesía, entendimiento y comprensión entre las personas. Se trata de incidir en el lado bueno del ser humano.

--¿Y si le nombro la crisis?

--El capitalismo triunfante está enfermo. Lo que está pasando ahora tendrá consecuencias que aún no se pueden prever.

--¿Habrá que regalar la música y dedicarse a los directos?

--El creador ya la regala. El mercado está cambiando tanto que posiblemente sea así, en compensación a otras ganancias.