Kira tenía 12 años. Esperanza Mendoza la cogió para un cumpleaños de su hermana y llevaba a su lado desde la muerte de su padre. Para ella y para su marido, Saúl Pérez, Kira, una golden retriever, era una más de la familia, «como una hija», describe Esperanza con una pena que atraviesa el alma. «Era muy buena, muy conocida porque yo soy muy activa en las redes sociales y estaba todo el día sacándole fotos. Era un amor. De mi perra solo puedo hablar cosas buenas».

Pero Kira, desgraciadamente, ya no está. Esperanza, cacereña y tercera mujer árbitro en la historia en pitar en la Liga Endesa/ACB, la máxima categoría del baloncesto español, aprovechó unos días en mayo para ir a la playa coincidiendo con que terminaba la temporada. Regresó a Cáceres justo el fin de semana de la feria. La noche del 2 de junio sacó a pasear a Kira, lo hizo en el sitio habitual, la zona ajardinada que hay en la avenida de la Hispanidad, a la altura del número 43, detrás del supermercado DIA. «Vimos que había cogido algo del suelo y se lo había comido. Kira, ¿pero qué has tragado?». Algo anunciaba un mal presagio.

Al día siguiente el animal comenzó con vómitos. La pareja tenía que viajar a Salamanca y allí acudieron al veterinario Diego Lozano Díaz, para cuyo equipo Esperanza solo tiene palabras de agradecimiento. El informe del colegiado especifica que durante la exploración física de Kira encuentran «abdomen en tabla con dolor en zona epigástrica». Durante la exploración en consulta «se produce un vómito en el que se aprecia un cuerpo extraño de naturaleza metálica de color negro y de unos 3 centímetros que parece ser una horquilla». En la exploración radiológica del abdomen encuentran otro cuerpo extraño en el estómago, algo metálico «cuya imagen podría ser compatible con una aguja».

El informe del veterinario concluye que «ante la rapidez de los acontecimientos y el testimonio de los propietarios, sospechamos de que la sintomatología de Kira, así como la ingestión del cuerpo extraño, fueron hechos realizados de forma intencionada por terceras personas».

La perra, explica Esperanza, consiguió expulsar vomitando solo una horquilla, pasó 10 días con continuos vómitos que no hacían más que aproximar su agonía. «Perdió toda la vitalidad y durante esos 10 días dio un bajón enorme, de estar jugando como un cachorro en la playa pasó a estar todo el tiempo muy apocada».

Endoscopia

El día que le iban a hacer una endoscopia, justamente empezó a hacer efecto algún tóxico de los objetos que tragó, en algunos casos horquillas partidas a la mitad, lo que le provocó una peritonitis aguda. «A las 04.30 de la madrugada del 14 al 15 de junio nos dejó», relata con esa enorme tristeza que entienden bien aquellos que tienen un perro y que saben de lo asombrosas que son unas criaturas capaces de darte amor incondicional.

Ayer, Esperanza acudió a la policía local a interponer una denuncia. En ella asegura que «días antes del suceso se habían recibido insultos y amenazas por parte de vecinas de los bloques colindantes al parque, como se lleva repitiendo durante años en esa zona contra los animales». Esperanza reitera a este periódico que «es una zona en la que durante muchos años hemos aguantado insultos. Hay vecinos que se quejan de la suciedad del parque y de la presencia de animales. No soy quien para acusar a nadie, pero dos días antes una vecina se asomó allí y empezó a despotricar de la perra».

Dicen que hasta que no hayas amado a un animal parte de tu alma estará dormida. Por eso Esperanza sabe de lo que habla y quizá por ello igualmente acude a este diario, para dar a conocer su historia «y que nadie vuelva a pasar por lo mismo». Escuchar sus últimas palabras resulta conmovedor: «Kira era para nosotros nuestra vida. Se nos ha roto el corazón».