Este año Carlos Cano habría cumplido los 70, una efeméride que la tonadillera cacereña de Salorino, Pilar Boyero, ha querido recordar con la edición de su último disco ‘Por siempre Carlos Cano’, que reúne las mejores canciones del cantautor y poeta, infatigable defensor de la importancia de la cultura andaluza, a la que el compositor imprimió su particular profundidad y forma de decir. Con este LP, Pilar Boyero ha recorrido ya decenas de escenarios, entre ellos las sedes del Ateneo y la SGAE en Madrid de la mano de José Ramón Pardo e Hilario López Millán; pero la cita del próximo 12 de noviembre (20.30) es, indudablemente, especial para la artista. Actuará con los músicos de Carlos Cano, con su pianista, Benjamín Torrijo. «Cuando era pequeña siempre pensaba: lo que más deseo en este mundo es que este teatro se ilumine para mí». Es el Gran Teatro el teatro fetiche de la tonadillera, el lugar donde estrenó su primer disco, ‘El cante mío’, un rincón sagrado donde Carlos Cano actuó y que precisamente bautizó con el nombre de bombonera cacereña.

Las canciones de Carlos eran «un homenaje al sufrimiento. Fue la voz que se alzó en favor de los más necesitados», dice Pilar a lo pies de la muralla durante esta entrevista, a la que llega segura, defendiendo la copla como vehículo que calma la pena y alivia la tristeza, que viaja por el corazón a la velocidad de la luz, que tiene la vigencia de la vida...

Tras las fotos, camina por Cánovas, le regalan romero, piropean su última aparición junto a Concha Velasco en ‘Cine de Barrio’ y le gritan «guapa». Entretanto, ella reivindica la figura de Carlos Cano, el hombre que diagnosticó la pandemia que azota a una Unión Europea que no sabe cómo atajar los males del continente y pone fronteras a los refugiados. Y, sí, claro que Carlos Cano fue un visionario, tanto que una vez le espetó a un periodista: «La gente que vive con el corazón en la mano se pasa Maastricht por los huevos. Mire, si no creo en Dios, no voy a creer en Maastricht».