El peligro de suspensión pendió ayer como una espada de Damocles sobre Extremúsika. "No queremos suspender, pero el tiempo manda. Si empeora, no tendremos otra opción", lamentaba ayer por la mañana Angel Romero, responsable de la empresa Vallekas Producciones, organizadora del macrofestival. De suspenderse, Romero se comprometió a devolver el precio de la entrada aunque solo no se hubiera podido cumplir el 25% de la programación.

El incidente vivido en la madrugada de ayer, en la que 19 jóvenes acampados tuvieron que ser atendidos con síntomas de hipotermia y para los que se habilitó un refugio provisional en el polideportivo municipal Juan Serrano Macayo, activó todas las alarmas y obligó a organizar un fuerte operativo de emergencia para atender una posible evacuación masiva del recinto.

La mayoría de los 19 jóvenes, según explicó la edil de Asuntos Sociales, Marcelina Elviro, fueron rescatados empapados de tiendas de campañas inundadas en las que se habían quedado dormidos. Todas sus pertenencias estaban mojadas, por lo que el Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS) les compró ropa y les facilitó el desayuno en el polideportivo, además de colchones y mantas para que entraran en calor y descansaran.

"AGUANTAR LO QUE SE PUEDA". La situación obligó a media mañana a convocar una especie de gabinete de crisis para decidir si el festival debía seguir adelante o no ante las previsiones de fuertes precipitaciones y para organizar recursos de emergencia suficientes para atender cualquier tipo de contingencia.

Finalmente, tras dos horas de reunión, se optó por "aguantar todo lo que se pueda", comunicó el concejal de Movilidad Urbana, Carlos Jurado, a las dos de la tarde. La música ya sonaba en el ferial desde hacía unas horas. Eso sí la lluvia, intermitente pero a ratos torrencial, mantuvo en alerta durante toda la segunda jornada a la organización, al ayuntamiento y a todos los servicios de emergencia ante una eventual cancelación de los conciertos o incluso una hipotética evacuación del recinto ferial.

De hecho, a las cinco y media de la tarde una fuerte tromba obligó a interrumpir las actuaciones durante 45 minutos y por un momento se pensó en que era el final del festival. Sin embargo, el cielo dio una larga tregua que permitió disfrutar de la música a miles de extremusikeros .