Es triste que perdamos a seres queridos de cualquiera de las maneras, es triste y doloroso perder a nuestros progenitores, pero mucho más triste y doloroso es perder a nuestros hijos, sobre todo cuando alguien traspasa la barrera de la velocidad y del sentido común y se lanza al asfalto como si de una bomba andante se tratara. Yo, nosotros, perdimos a nuestra niña, porque, aún con sus 32 años, para nosotros seguía siendo nuestra niña.

No se porqué titulo esta carta a quien interese , sabiendo quién es el interesado/interesada , porque a pesar de nuestro dolor, tenemos otro, el que nos clava una vil espina en el corazón. Nuestra niña --Merche Montes Grande-- falleció el sábado día 15 actual a las 17.45 horas en el término municipal de Olivenza en un accidente de tráfico por esa sin razón de la velocidad. Pero, ¿cómo es posible que nosotros, su madre, sus hermanas, su sobrino de 6 años, sus tíos, sus primos, la otra familia de la amistad --todos residentes en Cáceres--, nos hayamos enterado de la muerte al siguiente día (domingo) a las 9.25 horas? ¿Cómo es posible que cuando preguntamos los motivos de la tardanza en informarnos, las autoridades de aquella localidad (alcalde y Guardia Civil) nos aseguran que trasladaron el encargo a la Policía Local de Cáceres a las 21.25 horas del mismo sábado? Nos seguimos preguntando porqué pasaron 12 horas sin que nosotros supiéramos nada. Y pensar que nuestra niña estuvo sola encima de una fría mesa de metal. El vello se nos pone de punta y llegamos, cómo no, hasta nuestra policía local, que nos da una serie de explicaciones que si no fuera por el dolor que nos inunda...

No quiero, no queremos manchar a los 99, ni a los 999, ni a los 9.999 policías locales de nuestra ciudad, porque a nosotros nos enseñaron a respetar y respetamos el uniforme que visten; pero sí quiero/queremos hablar de ese otro uno/una que ¿no sabe?; ¿no quiere cumplir las normas establecidas?; aquel/aquella que no da importancia al hecho de comunicar a una familia la pérdida de un ser querido como es en este caso, hasta después de 12 horas. Según las explicaciones que nos ha facilitado el lunes un responsable de nuestra respetada policía local, explicaciones que ni mucho menos compartimos, en ese momento no había dotaciones para informarnos. ¿Y en las 11 horas siguientes? ¿Es que no dieron importancia al comunicado porque no se nos dijo el contenido y solo facilitaron la calle y número de portal pero no el piso? ¿qué no dieron importancia? ¿qué tiene que pasar aquí para que ese uno/una policía local le de importancia a determinados y concretos hechos? Y sí, si nos consta que aquellas autoridades pacenses sií comunicaron a Cáceres el fatídico mensaje. ¿Hay un libro en el que recogen las llamadas? Sí, si lo hay, pero por alguna razón, esa llamada no fue registrada. ¿Qué razón puede haber para esta supuesta negligencia?

Qué pena nos da que nadie nos pueda facilitar información de un hecho de suma importancia... No siempre está el que tiene que estar, alguna vez está el que no tiene que estar y esa vez nos ha tocado a nosotros. Estamos indignados, como no puede ser de otra manera.

Insistimos que no culpamos a nuestra policía local, pero sí a ese punto negro que oscurece la labor de los otros 99.

Pedimos a Dios con nuestras oraciones que nos ayude a comprender, a perdonar a ese punto negro que hay en cualquier parte y que no tiene en cuenta a las personas que habitamos el mundo, a aquel punto oscuro que todo le da igual y que a nosotros aquí y ahora nos destroza el alma.

Tenemos que agradecer al alcalde de Olivenza su buen hacer con sus convecinos y con nosotros, que sin saber de nuestra existencia nos abrió las puertas de su noble corazón y todas las demás. Nos ayudó con sus dulces palabras de ánimo a soportar el dolor que nos invadía. Gracias alcalde. Gracias pueblo de Olivenza.