El inicio del curso escolar está resultando algo convulso para miles de familias cacereñas cuyos hijos están escolarizados en los centros de enseñanza concertados afectados por el recorte de líneas educativas.

Habiéndose iniciado el nuevo curso escolar, las direcciones de los centros escolares afectados desconocían el alcance real de la medida tomada, que no era otro que suprimir alguna línea en determinados cursos escolares, motivado, según las autoridades educativas, por la racionalización de los recursos y adaptación a la legislación del número de alumnos por curso.

Esta justificación, a priori razonable, es una media verdad que presenta una decisión arbitraria y pésimamente planificada como una medida de interés público y racionalización del gasto público, obviando la motivación que empuja a miles de familias a escoger centros de enseñanza concertados.

Pretenden ignorar ustedes que gran parte de estas familias eligen escolarizar a sus hijos en los centros concertados por dos motivaciones principales: la calidad educativa (en su sentido más amplio, no sólo el académico, que también) y la transmisión de unos valores tan importantes como los conocimientos académicos. Los vaivenes demográficos no son suficiente argumento para desmontar un sistema (con las implicaciones que conlleva: despidos, medidas irreversibles, asfixia económica a la escuela concertada…).

Pretenden ocultar ustedes que el coste del sistema educativo público por más que sea imprescindible y deba ser protegido por los poderes públicos, es comparativamente mucho más elevado que el de los centros concertados. A los salarios más bajos de los docentes concertados se le unen cuestiones de productividad tales como que las horas por las que cobran su salario son las que ejercen de docente de manera efectiva. El sin fin de horas de tutoría, preparación, formación, que hacen que no pocos docentes del sistema público cobren su salario como cualquier funcionario pero desempeñen escasamente un medio de su jornada laboral en tareas estrictamente docentes. Bien saben ustedes que los docentes concertados cobran justo por sus horas de aula, y nada por sus muchas horas en pro de la institución para la que trabajan.

Los centros concertados son empresas con escasos recursos económicos pero que persisten en su actividad sustentados en la convicción de universalizar una educación de calidad y difundir unos valores sociales que nuestra sociedad durante muchos años ha negado y que en los últimos tiempos añora, asustados como estamos de ver los resultados de aquella negación.

Señor Presidente de la Junta, señora Consejera de Educación, racionalicen los recursos públicos, es su obligación, y puesto que los centros concertados en parte constituyen un apoyo de esos recursos públicos, sean considerados y organizados en sus decisiones. Dialoguen y escuchen, tomen las decisiones de manera sosegada, permitan la planificación a los centros afectados, no se muevan por motivaciones que nada tengan que ver con el interés general, entre otras cosas porque les aseguro que es de interés general contar con una educación de calidad, a un bajo coste, que forme ciudadanos académicamente bien preparados y dotados de valores tan necesarios para nuestra sociedad.

El autor del escrito es Miguel Ángel Bonilla Delgado. Vocal del ACPA del Colegio La Asunción, Hnas. Josefino Trinitarias de Cáceres.