Los vecinos de residencial Gredos denuncian la aparición de veneno para perros en el parque de la barriada. El producto ha acabado ya con la vida de Hugo, un caniche blanco de once años. Ocurrió hace unos días cuando daba su paseo habitual con su dueño, Luis Santillana. Caminaron por la zona del barrio cercana a la casa de cultura, pero Santillana no se dio cuenta de que su perro ingirió el veneno. "Lo llevaba atado, como siempre, no me di cuenta de que comió algo, pero al pasar unas horas empezó a vomitar sangre", explicó. Lo llevaron al veterinario y, tras hacerle pruebas, se confirmó que había ingerido matarratas. El animal falleció al día siguiente, después de que se le encharcaran los pulmones de sangre.

La asociación de vecinos ha comenzado una campaña a través de las redes sociales para alertar al resto de vecinos de la situación y ha pedido a la alcaldesa, Elena Nevado, y a la concejala de Participación Ciudadana, Rosa de Lima, que se vigile la zona y que la policía localice al culpable.

"Creemos que se trata de pastillas que van en un envoltorio azul. Estamos asustados porque en los parques también hay niños pequeños que juegan y pueden comerlo sin darse cuenta", señala el presidente del colectivo vecinal, Juan Francisco Merino. Han alertado también a los vecinos de residencial Ronda porque suelen pasear por Gredos a sus animales.

El afectado, Luis Santillana, estudia denunciar lo ocurrido para que no se repita. "Para mi mujer y para mí ha sido un palo muy gordo. El animalito estaba siempre conmigo y me hacía mucha compañía. Hemos pasado unos días malísimos, no se lo deseo a nadie", dice este vecino de Gredos.

No es la primera vez que sucede algo parecido en el barrio. El pasado mes de agosto la aparición de veneno acabó con la vida de varios animales. Tras la denuncia de una vecina la policía rastreó la zona y encontró muestras de las bolsas con veneno.

TAMBIEN EN MEJOSTILLA A principios de este año la protectora de animales alertó de la aparición de matarratas en un parque situado junto a la calle Simón Benito Boxoyo. En esta ocasión el producto estaba envuelto en una bolsa de color rosa. La situación fue denunciada por una vecina que se percató de que su perro sujetaba con los dientes la bolsita, pero no llegó a ingerirla.

La policía local asegura que vigila los parques para acabar con esta práctica. El jefe, Angel Carvajal, recordó que hace unos meses en Mejostilla también se denunció la aparición de cebos para animales, que consistían en clavos envueltos en comida. Nunca se localizó al autor.