Eso de la infidelidad matrimonial debe tener muchas causas pues la historia está llena de infidelidades. En ocasiones está más que justificada. Pero a veces nos parecen inexplicables. "Con lo guapa que es su mujer". Aunque siempre queda alguna duda. " Pero tiene un carácter...". O " pues él no se merece eso".

Hace muchos años me invitó un abogado salmantino a visitar un pueblo en el que debía hacer una gestión. Dos amigos, residentes en otro pueblo cercano a ese, habían mantenido una esporádica relación sexual con dos hermanas y estas les habían denunciado por violación. Los abogados de ambas partes habían llegado al acuerdo de que los denunciados pagaran una determinada cantidad para evitar el juicio y sus consecuencias. Eran tiempos en los que este tema no tenía la importancia y sentencia que merecía.

Entramos en la casa de las chicas y cuando las vimos nos quedamos estupefactos pues su fealdad era extrema y su aspecto delataba alguna insuficiencia intelectual. Se llevó a cabo la entrega del dinero y, al salir, el padre de uno de los muchachos nos invitó a un café. Apoyado en la barra hizo público su pensar: " Ay que joderse. Yo cuando he tenido que comer fuera de casa ha sido para comer mejor que en casa". Pues no es verdad.