Cinco concejales del PP, un alcalde del PSOE, varios caballeros trajeados, diversas señoras de la familia y muchos periodistas acudieron a un panal de rica miel llamado Lola Massey, más conocida como la spice girl de las carmelitas ,

En este colegio cacereño fue tocada Lola por una vena artística que primero fue espiritual, cantando solos en las comuniones del colegio, y hoy es descaradamente carnal en la caseta La Tasquita de la Asociación de la Prensa en el ferial cacereño.

"Cómo se nota el calor", suspiraba Lola empapada de sudores resbalosos y Santos Jorna, alcalde electo de Arroyo de la Luz, no se perdía contoneo. "Cuando amanece sin tu presencia", cantaba sugerente la Massey y varios docentes envidiaban a sus colegas del Hernández Pacheco donde, según Lola, "aprobaba porque les comía la olla a los profesores".

Lola está más delgada y la primera noche reservó parte de su tentadora figura, que desbordaba con más recato que otras veces un top negro sadomaso y una microfalda azabache. Su cola rubia bamboleante, una redecilla gladiadora en un brazo y dos botines de auténtica vedette de los cabaretes componían una luciférica tentación que hacía perder la cabeza a cuatro concejales del PP de cuyo nombre no queremos acordarnos (cuando vieron a la canallesca escribir, salieron de estampida). Sólo Felipe Vela, simpatiquísimo y encantado con su nuevo estado político, permaneció a la puerta de la caseta saludando y sonriendo.

Carmelitas, Hernández Pacheco, club de tenis Cabezarrubia, botellón en el Paseo Alto, copas en La Madrila... La spice girl de toda la vida bailó con dos superboys que hicieron suspirar a más de uno con sus camisetas ceñidas, sus bombachos de flecos y dos pícaras lagartijas plateadas que bajaban desde sus hombros a morderles la tetilla. La verdad: un escándalo.