Algunos moralistas han dicho que Iglesias tendría que haber consultado a su conciencia y no a sus seguidores cuando, tras enorgullecerse de su modesta vivienda y denunciar a los que compraban otras lujosas, lejos de Madrid y endeudándose a los Bancos, ha pasado rápidamente a ser miembro de esa casta.

Sin embargo, Iglesias no es tonto y seríamos tontos nosotros si creyéramos en su «sorpresa» ante el escándalo del chalé. Lo que busca es reafirmar y censar a sus seguidores más fieles. Es decir, aquellos que son capaces de creer que «el jefe siempre tiene razón», como aquel «jefe de los socialistas» que empezó siendo en Italia un tal Benito Mussolini, que, de un extremo a otro, acabó como acabó.