El Carnaval del Campo Arañuelo concluyó de la misma forma que comenzó: con lluvia. Y es que el fenómeno meteorológico daba un respiro en la mañana de ayer, pero hizo acto de presencia pasadas las dos de la tarde, acompañando desde entonces de manera ininterrumpida a la comitiva del entierro de la sardina. Así, el séquito funerario salió pasadas las 11.30 horas de la plaza de España y recorrió el municipio, haciendo paradas en el Hogar del Pensionista y en los barrios de La Chimenea, Jumisa, Caperjar, Molinillo y El Cerro.
Precisamente cuando el entierro se encontraba en El Cerro fue cuando la lluvia volvió. Allí el presidente de la asociación vecinal, José Luis Fernández, señalaba que para la ocasión se habían elaborado comida para unas 1.300 personas "ajustándonos al presupuesto que nos da el ayuntamiento ". Para ello condimentaron 60 kilos de sardinas, y otros tantos de panceta y de chorizo, además de elaborar más de 200 litros de limonada.
No obstante, a pesar de la insistente lluvia, más de un centenar de vecinos continuaban aun tras la sardina hacia las seis de la tarde. Minutos después los operarios municipales procedieron con la quema en la plaza de Rafel Medina, donde las lloronas apuraban sus lágrimas, aunque hubo que recurrir a la gasolina para que el cuerpo mojado ardiera en llamas.
Minutos antes el alcalde, Rafael Mateos tuvo nuevas palabras de agredecimiento para todas las peñas que han participado de manera activa en la fiesta grande morala por haber aguantado de manera tan estoica la mala climatología, dando por finalizado el Carnaval de 2004 y la bienvenida al de 2005. Como colofón se quemó una colección de fuegos artificiales pasadas las ocho de la tarde.