Carla Bruni reapareció este otoño en el mercado discográfico con ‘French touch’, un trabajo en el que lleva a un terreno intimista, con aromas folk, jazzísticos y latinos, 11 canciones anglosajonas de todos los tiempos, de Henry Mancini a AC/DC.

-Así que ha decidido descansar como compositora y hablar a través de canciones de otros autores.

-Exactamente. Fue cosa de David Foster, el productor, que era entonces el responsable de Verve, mi sello en Estados Unidos, especializado en jazz. Vino a verme al concierto que di en Los Ángeles en la anterior gira y me dijo que le encantaba mi voz pero que era una pena no poder comprender mis textos en francés, por lo cual me pidió que escribiera canciones en inglés. Y eso yo no puedo hacerlo. Lo intenté durante muchos años y no fui capaz. Así que me planteó: ¿por qué no hacer un disco de covers? Como tenía muchas ganas de trabajar con él, acepté.

-Parte del disco se grabó en los históricos estudios de Capitol, en Los Ángeles, con músicos de prestigio como Jim Keltner y Dean Parks. ¿Buscaba un determinado clima de disco clásico?

-Sí, una atmósfera que David fue capaz de construir y que ligaba con el espíritu de las canciones. Gracias a David pude contar con esos músicos fantásticos.

-¿Cuál es la clave para entender la selección de las canciones?

-No hay una clave. Son canciones para ser escuchadas, no hace falta entenderlas. No es un trabajo intelectual. Solo son una serie de canciones para oír por placer. Si te gustan, estupendo. Si no, no pasa nada.

-El disco se abre con ‘Enjoy the silence’, de Depeche Mode. ¿Nos está diciendo que la música a veces es ruido ambiental y que es mejor disfrutar del silencio?

-No, más bien que las palabras pueden ser peligrosas, más que la música. Las palabras se pueden utilizar para mentir, no siempre son algo bueno. Y esta canción es quizá hoy más necesaria que nunca, porque actualmente la gente habla mucho.

-Adapta ‘Miss you’, de los Rolling Stones, con violines de disco music antigua y una guitarra española. Le gusta transformar las canciones.

-Sí, me encanta. Una canción puede convertirse en algo distinto, ese era el reto en todo este disco. De los Stones me gusta casi todo, es muy difícil elegir, y me quedé con esta adaptación por ese sabor latino, hispano, que conseguimos imprimirle.

--’The winner takes it all’, de Abba, sin el ritmo pop original, es desoladora.

-¡Es que es muy triste, sobre una pareja que acaba de romper! Me gusta el folk y con ese tratamiento puedes sentir la crueldad de esas estrofas. Me encanta Abba, sobre todo para bailar, pero esta canción es otra cosa.

-¿Y qué le atrae de ‘Highway to hell’, de AC/DC?

-Es una canción perfecta de música metalera y me gustó tratarla como una canción de jazz, fue divertido y de este modo puedes prestar más atención a la letra. Me gusta la versión original de AC/DC, pero aquí quisimos hacer una versión femenina de la canción [ríe].

-¿Femenina? ¿Se identifica con el mensaje de estar «en la autopista hacia el infierno»?

-Bueno, ¡prefiero estar en la escalera al cielo [Stairway to heaven]! Para mi generación, Led Zeppelin fue muy importante. Aunque para una banda de metal, estar en la autopista hacia el infierno es algo bueno.

-Convierte ‘A perfect day, de Lou Reed, en un vals.

-Un pequeño vals, sí. Podría haber elegido cualquier otra canción de Lou Reed, desde ‘The Velvet Underground’ hasta las del disco con John Cale, ‘Songs for Drella’, por ejemplo. Mi disco favorito seguramente sea ‘Berlin’, muy oscuro. Tuve la oportunidad de conocerlo hace unos pocos años. Un buen amigo mío era a su vez amigo suyo y quedamos una vez para comer, con mi marido, Lou Reed y su esposa, Laurie Anderson. Era un gran hombre que tuvo una infancia complicada. Quizá arrastraba un dolor lejano que venía de ahí.

-¿Cómo fue contar con Willie Nelson en ‘Crazy’?

-Pues fue tan sencillo como grabar la versión, mandársela y preguntarle si le gustaría cantar en ella. Y ocurrió algo increíble: ¡me contestó que sí! Cantó su parte y me la mandó. Me gusta el country, esta canción en particular y la versión que hizo Patsy Cline.

-Han pasado cuatro años y medio desde el disco anterior. ¿Le ha costado hallar el momento para concentrarse y hacerlo?

-No, solo que yo soy bastante lenta haciendo las cosas. No soy muy rápida, no.

-¿Volverá a grabar canciones propias en francés?

-Sí, seguro, ese es mi principal trabajo, componer canciones. Ser vocalista e interpretar canciones legendarias como las de este disco es increíble, pero me gusta componer. Y para escribir, definitivamente, mi lengua es el francés. Algo el italiano, también. Pienso en ambos idiomas, y si estoy en Italia una temporada acabo pensando e incluso soñando en italiano. Y en cuanto al inglés, para cantar me está bien. Nunca he intentado cantar en español, podría probar.

-Debutó con ‘Quelqu’un m’a dit’, hace ahora ya 15 años. Tras cinco discos, ¿cree que el público ve en usted a una artista consolidada?

-No tengo ni idea de cómo me ve la gente. ¿Quizá usted podría decírmelo? Yo no tengo percepciones sobre eso.

-Bueno, se supone que esto es una entrevista en la que es usted quien responde unas preguntas.

-Oh, pero no hay reglas en las entrevistas, ¿no? Sea como sea, si me pregunta qué idea creo que tiene la gente de mí, no lo sé.

-En este tiempo, y después de una primera gira internacional, ¿ha aprendido a sentirse cómoda en el escenario?

-Debe saber que en los conciertos se mezclan muchas sensaciones y emociones, y yo no utilizaría la palabra comodidad, pero sí que puedo decir que me encanta estar en el escenario, es un lugar hermoso.