Con la mezcla de dos culturas, y también de dos razas, el trasfondo de la ilusión que despertó la revolución castrista y un notable sentido del humor, Alfredo Conde compone en su última novela Lukumí , una historia de ilusiones fracasadas. Conde, colaborador de EL PERIODICO, es poseedor de los más importantes premios literarios españoles.

Esta obra, publicada ya en gallego y traducida al castellano por el autor, inaugura la nueva etapa de la editorial Bruguera bajo la batuta de Ana María Moix. Cuba y Rusia son dos escenarios que a Conde le son muy queridos por su viajes frecuentes y la isla caribeña, además, por orígenes familiares.

Lukumí , presentada el jueves en Madrid, es la historia de Esteban, que nace en La Habana al tiempo que Fidel Castro llega al poder, hijo de una hermosa bailarina negra del famoso cabaret Tropicana y de un gallego que ha viajado a la isla lleno de buenas intenciones para participar en la construcción del comunismo. Pero pronto se desilusiona y vuelve a su Galicia natal, y el niño queda a cargo de su madre y sobre todo de su abuela. Es ésta quien le inculca el orgullo de ser negro y de pertenecer a la tribu que da título al libro.

Con la elección del escenario cubano pretende poner de relieve las miserias de un sistema político que, más allá de los bloqueos norteamericanos, fracasó y desilusionó a gran parte de los progresistas de la segunda mitad del siglo XX. El autor de El grifón , evita ajustar cuentas políticamente porque la trama mira a Galicia, espejo de las miserias del capitalismo. Hay, sobre todo, desencanto ante uno y otro sistema.