Dmitry A. Bertman comparece sin dejar que el cansancio de una interminable ensayo general le borre su amplia y sincera sonrisa. Siempre de buen humor, lo que más le cabrea , dice, es "la imitación".

--Siempre que se habla del teatro romano se habla de su acústica. ¿Cómo ha sido trabajar en este escenario?

--Indudablemente en este teatro la acústica es bastante compleja. Para la música es complicado porque el edificio tiene elementos restaurados, en los que quizás se han utilizado otro tipo de materiales.

--¿Le gusta trabajar en este tipo de escenarios?

--Me llaman la atención los teatros romanos porque nos indican que aunque sepamos los secretos de esta civilización, quizás la historia que conocemos no sea la realmente cierta. Además, hay que ver cómo está construido el escenario. No es sólo una cuestión de diseño, cada columna tiene un componente de dramatismo y está hecho de tal manera que sin decoración se puede representar cualquier cosa. Es totalmente universal.

--¿Cómo ha sido el proceso que le ha llevado a aprovechar todos los rincones del teatro?

--Si hubiese tenido un poquito más de tiempo seguro que hubiese hallado otras esquinas para utilizar en el escenario, porque ofrece unas posibilidades ilimitadas para trabajarlo.

--Una de sus ´obsesiones´ declaradas es conseguir que la ópera llegue al gran público. ¿Piensa realmente que esto es posible?

--De hecho creo que la ópera salvará al mundo porque es una de las expresiones artísticas más morales y más igualitarias. Existe un idioma, el del alma, la música, y muchas veces el mensaje de la música no tiene nada que ver con el texto, y eso, si lo piensa, es la vida. Muchas veces nuestro lenguaje lo que hace es ocultar nuestros verdaderos sentimientos. Apuesto porque la ópera es el arte del futuro.

--¿Y por qué piensa que sigue siendo algo minoritario?

--No creo que sea así. El problema es que la ópera muchas veces se transmite de manera no entendible ni por quienes están en el escenario ni por el público y se convierte en una mera imitación, es lo que más odio.

--¿Esto quiere decir que la ópera llega hasta donde no puede llegar el teatro?

--La ópera buena sí, pero si es una imitación se convierte en algo muerto, porque la música es un medio muy fuerte. Siempre salva las situaciones insalvables o donde no hay ayuda del texto, y esconde la falta de talento.

--¿Y no será que algunos directores de ópera prefieren que siga siendo un arte elitista?

--Hombre, es importante decir que el acto de dirigir ópera se empezó a desarrollar en el siglo XX. Hay un chiste que dice que el director surgió cuando el tenor le preguntó al bajo: ve a la sala y dime dónde me pongo.

--Volviendo a ´La clemenza di Tito´, ¿cómo se le ocurrió la idea de poner una piscina?

--No sé. Soy sincero, porque podría inventarme una respuesta sesuda e intelectual... pensé que no había bastante agua.

--Y eso que parece más incómodo para los actores.

--Considero que cuanto más difícil es para los actores, más interesante resulta. Lo importante es que sea fácil para el público. Siempre pienso en el público, porque la excursión al teatro tiene que causar algún cambio en ellos y mi objetivo es motivarle. Una persona estará preparada para cualquier experiencia si previamente lo ha vivido en el teatro.

--En su obra el hombre que triunfa es el bueno. ¿Cree que es así en la vida real?

--Sí, claro.

--Es usted muy optimista.

--Creo que por definición el ser humano es bueno por naturaleza, conozco poca gente que sea realmente mala, porque cuando alguien hace actos malos lo hace excusándose en una lógica.