Estados Unidos, cuna de la novela negra, como crítica social contra el sistema y espejo de los submundos ocultos, ha quedado en un segundo plano ante la efervescencia de este género que se vive hoy en Europa, con nuevos autores que se saltan los límites y han provocado un boom de ventas.

Las cifras están ahí. En España, por ejemplo, las ventas del primer trimestre de 2009 --millón y medio de ejemplares-- han duplicado las del mismo período del año anterior.

Anik Lapointe, editora de RBA declara: "Hoy es Europa la que marca la norma. Vive en plena efervescencia"; y para quien crea que se trata sólo de una moda, el director editorial de Destino, Emili Rosales, añade: "Hay para rato". "Es el momento y le quedan muchos años por delante", afirma Lucía Luengo, encargada de la colección La Trama, de Ediciones B.

En España, un optimista Francisco González Ledesma, pionero de la novela negra española, proclama "el nacimiento de una nueva literatura que va a marcar época y puede durar muchos años", debido a la gran cantidad de jóvenes autores que están surgiendo.

La opinión general de los editores y autores consultados es que el fenómeno llegó un poco más tarde a España, aunque, poco a poco ha ido creciendo y hoy se vive un momento muy favorable, con un mayor interés de público y editoriales.

El problema ha sido que en España la novela negra ha estado estigmatizada como un género menor; algo que se mantuvo incluso en los años 80, cuando los pioneros Manuel Vázquez Montalbán, Francisco González Ledesma, Juan Madrid y algunos más encontraron "su propia voz", alejada del molde forjado por el detective americano.

"En aquellos años, aquí se hacía una mimesis de Proust y Faulkner, considerados ´la Gran Literatura´. Al principio, nos perdonaban la vida, aunque consideraban que estábamos mancillando la pureza de la doncella literaria para convertirla en un género bastardo", cuenta Juan Madrid. González Ledesma explica cómo la novela negra les permitió "analizar la sociedad delante de los ojos del poder, a través de un género que no había existido en España". Vázquez Montalbán, el más popular del grupo gracias al detective Carvalho, "dignificó la novela negra y la convirtió un género serio y apreciado", Emili Rosales.

La cantera

La nueva cantera de autores españoles han roto los moldes del género, traspasando sus límites. Y una de sus grandes bazas es el uso de un lenguaje vivo y cotidiano; aunque es difícil hablar de un patrón, dado el gran muestrario de temas y estilos.

Son autores jóvenes consagrados, como Lorenzo Silva, Alicia Giménez Barlet, Andreu Martín o el extremeño Eugenio Fuentes. Sus obras se sitúan en ambientes no trillados o utilizan el género para hablar de nuestra historia en mayúsculas; para rebuscar en todo lo que puede ofrecer el género.

El por qué del boom que vive actualmente la novela negra no se puede limitar a una sola razón, aunque parece unánime atribuir a la irrupción del fenómeno Millenium una de las claves de este espectacular aumento de ventas. Quince millones de ejemplares de la trilogía vendidos en todo el mundo; dos de ellos sólo en España --donde la última entrega: La reina del palacio de las corrientes de aire , editada el pasado 18 de junio, ya ha sacado a la calle 600.000 ejemplares--, son palabras mayores.

"Larsson ha sido determinante, pues ha cambiado la percepción de la novela negra y ha roto la barrera con el gran público", apunta Anik Lapointe.

Editores y autores coinciden en que Larsson ha conectado con el gran público. Sin embargo, para Juan Madrid, no deja de considerarlo un simple "fenómeno de marketing".

La opinión general resume en tres las claves de Larsson: 1. Los personajes: originales; llamativos; bien construidos; y con trasfondo oscuro. 2. Ser un page turner : un libro de entretenimiento que engancha al espectador por su ritmo acelerado y de fácil lectura. 3. Disección de la sociedad: de los poderes económicos, políticos, y de medios de comunicación...

El hecho de que la novela negra haya nacido en la convulsa Norteamérica de la Gran Depresión de los años 20 y renazca con fuerza en la actualidad, cuando la crisis, el narcotráfico, la corrupción, las grandes mafias y el terrorismo ofrecen una visión del mundo nada tranquilizadora, no parece ser una coincidencia. "Ahora la gente no busca ficción, aprecia la verdad. Un retrato crudo y una denuncia de las realidades sociales", dice Emili Rosales.