Para su debut como actriz, Kate Moss podía haber elegido algo dramático, estilo Greta Garbo, volcánico a lo Ava Gardner, o fríamente sensual, en la línea de la elegante Grace Kelly. Sin embargo, la modelo ha preferido jugar a las chicas de barrio, echar unas risas y subirse al escenario disfrazada de adolescente promiscua y hortera.

El miércoles por la noche, en una gala benéfica celebrada en un teatro de Londres, Moss fue la estrella invitada en una adaptación de la popular serie cómica de la televisión inglesa Little Britain. Vestida con un chándal azul y empujando varios cochecitos llenos de bebés, Kate se presentó como hermana de la terrible Vicky, el personaje interpretado por el humorista Matt Lucas, que encarna a una madre jovencísima, vociferante, maleducada, con hijos de varios padres, que vive de las ayudas sociales, roba en las tiendas y anda siempre montando bronca.

"Yo soy la guapa", dijo Vicky. "Yo soy la fácil, una fulana total. Haría cualquier cosa por un paquete de patatas fritas", le respondió Kate. La aparición tuvo lugar en la velada a favor de la organización Comic Relief, en el teatro Hammersmith Apollo, en la que participaron otras muchas celebridades británicas. En el patio de butacas, aplaudiendo a rabiar, estaba la amiga de Moss, Sadie Frost, exmujer del actor Jude Law.

La grabación del evento, en el que algunas entradas se llegaron a cotizar a 500 euros, será difundida en marzo por la BBC. Moss fue, sin duda, la atracción de la noche, aunque su breve aparición no ha permitido a los críticos decidir si la supermodelo tiene o no futuro en una posible carrera como actriz. A los 32 años y después de una larga y triunfal trayectoria profesional en las pasarelas, Moss empieza a dar signos de estar cansada de la moda.

ESCAQUEOS DE LAS FIESTAS A principios de este mes apenas estuvo 15 minutos en la fiesta organizada en la Serpentine Gallery de Londres, donde se celebraba el 90º aniversario de la revista Vogue. Moss se tomó una copa e hizo mutis por el foro para marcharse con su novio, Pete Doherty, a The Golden Heart, un pub al viejo estilo, en el este de la capital. Días antes, la modelo optó por no asistir a los Premios de la Moda Británica.