Más de cuatrocientos cines, en concreto 425, han cerrado sus puertas en España desde el año 2000 hasta el pasado septiembre, periodo de tiempo en el que además el número de espectadores cayó de forma alarmante. Malas noticias, pues, para un sector, el de la exhibición cinematográfica, que vive momentos de incertidumbre.

Según el Ministerio de Cultura, en la España de comienzos del siglo XXI, con uno de los parques de salas de exhibición más importantes y moderno de Europa, había 1.298 cines, que a 23 de septiembre de 2007 eran 873. Y la tendencia es clara: seguirán disminuyendo.

Entre el 2000 y el último cuatrimestre del 2007 los cines perdieron, según el balance de Cultura, más de 47 millones de espectadores, que dejaron de ingresar 231 millones de euros.

Una caída generalizada de espectadores que Rafael Alvero, director general de la Federación de Cines de España (FECE), achacó en declaraciones a Efe "al escaso interés que levantan las producciones europeas". Mientras el cine "made in Hollywood" alcanzó en lo que va de año una cuota de mercado del 75%, el español apenas superó el 8%, según FECE.

Frente al progresivo cierre de salas tradicionales y desde finales de los 90, durante años el número de pantallas creció a un ritmo acelerado, por el auge de los multicines, pero desde 2005 la tendencia es también decreciente. Así, mientras en 2004 las pantallas eran 4.390 y 4.401 en 2005, en 2006 descendieron a 4.299, caída importante que quizás se repetirá en el 2007.

CENTROS COMERCIALES Muchas son las poblaciones españolas que en la última década han visto cómo se quedaban sin cines, o cómo hacían mudanza del centro a la periferia, al abrigo de las grandes superficies comerciales que los fines de semana reciben la visita de centenares de miles de personas. "El cine se ha acercado al espectador", dijo Pedro Pérez, presidente de la federación de productores audiovisuales (FAPAE), quien advierte del cambio de modelo de negocio de la exhibición. Los profundos cambios en el consumo de ocio, la fiebre inmobilaria, el fenómeno de la piratería, "letal para nuestro cine", según Pérez, y "una multitud de barreras impuestas por la administración y los distribuidores" contribuyen a la decadencia del sector.