Ingeniero, filósofo, escritor, editor, periodista, activo luchador en favor de la eutanasia... El poliédrico Salvador Pániker (Barcelona, 1927) falleció ayer a los 90 años, dejando tras de sí una larga, casi inabarcable carrera de todas las disciplinas posibles del pensamiento. Hijo de hindú y catalana, hermano del también filósofo, teólogo y escritor Raimon Panikkar (fallecido en el 2010), Salvador Pániker siempre trató de conciliar sus dos genealogías -oriente y occidente -y sus dos vocaciones intelectuales -ciencias y letras--. «Se fue tranquilo y sin sufrimiento», comunicó su hijo Agustín Pániker en un mensaje a sus allegados.

«La decrepitud me asusta mucho más que la muerte. Me gustaría morirme yéndome a dormir y no despertando. Eso estaría muy bien», había declarado en noviembre del 2015 en una entrevista a ABC, con ocasión de la publicación de su libro Diario del anciano averiado. En una entrevista anterior, publicada en EL PERIÓDICO, en octubre del 2008, Pániker había definido su vida como «la película de un hombre que ha sido relativamente afortunado». «A pesar de que he sido golpeado duramente, he podido realizar unas cosas, mínimamente». Y, en verdad, no hizo unas cosas, sino muchas, casi incontables: fue profesor de filosofía oriental en la Universitat de Barcelona, fue fundador y director de la editorial Kairós, y presidente de honor de la Asociación Derecho a Morir Dignamente de España, a la que dedicó buena parte de sus esfuerzos.