Molly’s game narra la vida de un personaje que solo puede ser estadounidense: una mujer marcada por el triunfo y la caída, el esfuerzo y la ética. El reverenciado guionista Aaron Sorkin se pone por primera vez detrás de las cámaras para dirigir una historia basada en hechos reales: la vida de Molly Bloom, reina del póker y esquiadora de élite. Una mujer fuerte, íntegra, sensata, inteligente y líder, el tipo de papel en el que se ha especializado Jessica Chastain, fulgurante y combativa estrella.

La actriz californiana visitó Madrid el pasado marzo para presentar El caso Sloane, un vibrante relato de las tripas de la política estadounidense. En diciembre volvió a pisar España para hacer lo propio con Molly’s game, ya en cines extremeños. Los periodistas estaban avisados: prohibido hacer preguntas sobre el escándalo de abusos sexuales en Hollywood a raíz del caso Weinstein. Curioso. Por dos motivos. Primero, Chastain es una de las voces más feministas y reivindicativas de la industria del cine. Segundo, si de algo habla Molly’s game es, precisamente, de abusos. Inteligente y serena, la protagonista de la película habló con la prensa española de todo, Weinstein incluido. Se ve que a Chastain no le gusta que nadie le diga de qué tiene que hablar o de qué no. Como a los personajes que interpreta en la gran pantalla.

EN UN MUNDO DE HOMBRES / Molly’s game muestra a una jovencísima esquiadora de élite que ha entregado su vida al deporte. Se ha sacrificado y se ha esforzado por ser la número uno, controvertido ideal que le ha inculcado su castrador padre (Kevin Costner). Un gravísimo accidente la aleja de la nieve y las botas. Entonces empieza a vivir por sí misma y termina convertida en la princesa del póker, la organizadora de partidas millonarias, glamurosas, secretas y muy exclusivas donde poderosos hombres de Hollywood y Wall Street gastan dinero a espuertas. Pero el FBI caza a Molly y el juego se acaba. Empieza el juicio que decidirá si la reina de las cartas, una mujer brava que se mueve en un mundo de hombres, es culpable o inocente.

«Esta película tiene mucho que ver con la sociedad patriarcal en la que vivimos. Habla de las reglas que Molly tiene que seguir, creadas por hombres ricos y poderosos y que no dudan en cambiar a su antojo», analiza la actriz. «La historia refleja toda esa lucha, todo a lo que debe renunciar e incluso en lo que se debe convertir para no ser invisible para el resto del mundo. Todo lo que debe hacer para lograr el éxito», añade.

CHARLA DEFINITIVA / La historia está basada en hechos reales. De hecho, lo que convenció a Sorkin no fue tanto el libro autobiográfico que escribió Molly Bloom, sino una charla personal con ella. A Chastain le pasó algo parecido. En esa entrevista, la actriz derrumbó varios mitos y falsedades que ella misma se había creado sobre la exdeportista de élite.

A Chastain le gusta Molly’s game. Se le nota. Está especialmente orgullosa de interpretar a mujeres reales, mujeres de verdad. No tanto porque Molly Bloom sea, efectivamente, real, sino porque su historia es creíble y no responde a la fantasía de un hombre (de hecho, la película no aborda ni por un solo momento la sexualidad de la protagonista). La combativa Chastain, que ha montado una productora de cine para respaldar el trabajo de directoras, criticó el pasado mes de mayo los papeles femeninos de las películas vistas en Cannes, donde formó parte del jurado. «Es preocupante cómo nos ve el mundo», soltó la californiana, dos veces candidata al Oscar.

Fascinada por los absorbentes y veloces diálogos marca de la casa Sorkin, Chastain elogia al debutante director por haber puesto su granito de arena en la lucha feminista. «Podía haber hecho la película que quisiera y le habrían dado el dinero sin dudarlo. Pero Sorkin escogió esta historia femenina y eligió a una mujer como directora de fotografía. Así es como arreglamos este sistema roto», sentencia.

Si algo ha roto Hollywood es el caso Weinstein. Sin embargo, Chastain está totalmente convencida de que los abusos sexuales no son un patrimonio exclusivo de la industria del cine: «El foco se pone en Hollywood porque allí están los grandes medios, pero el problema también está en Wall Street. Y en la Casa Blanca».